Las fortalezas y castillos que hoy sobreviven por todo Medio Oriente, evidencian la presencia de Caballeros Templarios europeos en la región. Una de las estructuras edificada durante las conquistas, y que logró sobrevivir a siglos de ocupación, es la Fortaleza de los Caballeros (Hosn al-Akrād), complejo que los militares emplearon para diversos fines durante la guerra civil siria.
A medida que se exploran los recovecos de estas majestuosas estructuras, surgen toda clase de secretos. Uno de los hallazgos más destacados de la década de 1990, época en que el Levante sirio-palestino decidió explorar los castillos, fue un Túnel Templario de 350 metros de largo bajo la ciudad de Acre (o Akka, en Galilea). Descubrimientos de esta clase son muy importantes para comprender la dimensión de la actividad que tuvieron los templarios durante su extensa travesía a Tierra Santa.
Una estructura de la época de las Cruzadas.
La fortaleza y el túnel fueron estratégicos para los conflictos que sucedieron siete siglos antes. En 1187, el dominio de los cruzados sobre Jerusalén llegó a su fin y la ciudad quedó en manos de Saladino, sultán de Siria y Egipto. La Tercera Cruzada habría sido motivada por esta derrota y la pérdida de capital en la región.
La nueva conquista, liderada por la nobleza de Francia e Inglaterra, no pudo retomar el control sobre Jerusalén, pero logró apoderarse de Acre, ciudad estratégica que estaba en mano de musulmanes. Tras un extenso sitio comandado por Guy de Lusignan, la ciudad terminó rindiéndose y pasó a funcionar como la nueva capital de los Estados Cruzados.
Ante el temor de que Saladino lanzara un ataque sobre Acre, los cristianos decidieron edificar una imponente fortaleza para proteger los límites de la ciudad. Antes de la llegada de los templarios, esta ciudad portuaria ya contaba con una muralla de altura considerable. Pero, la desesperación de los ejércitos europeos los llevó edificar protecciones casi impenetrables en los márgenes de su nueva base.
Acre figuraba como el puerto más importante de todo el Mediterráneo oriental, pues se ubicaba en una posición estratégica para todo aquel que pretendiera controlar la región del Levante. Para los Templarios, tener el control de esta ciudad era algo muy útil pero también los convertía en objetivo recurrente. Todo aquel que tuviera el control de Acre, no tenía permitido descuidarse ni un instante.
El Túnel de los Templarios en la Fortaleza de Acre.
Quizá por eso los Templarios decidieron cavar un enorme túnel bajo la ciudad. El túnel conectaba al puerto de la ciudad con la fortaleza militar, lo que ofrecía a sus ocupantes una ruta de escape segura en caso de una invasión enemiga. Al mismo tiempo, el túnel funcionaba como un importante pasaje secreto para el flujo de suministros.
En 1291, finalmente Acre fue atacada por órdenes del sultán egipcio al-Ashrar Khalil, cuya intención era destruirla para impedir que fuera ocupada nuevamente por los cristianos. Obviamente, la esplendorosa Acre quedó reducida a un paraje desolado por el ataque de fuerzas musulmanas, perdiendo toda su relevancia geopolítica en el Levante.
Más de 700 años después, precisamente en 1994, una mujer realizó un descubrimiento sorprendente al encontrar el Túnel de los Temporarios de una forma un tanto chusca: solicitó a un plomero local que investigara la razón por la que el drenaje de su vivienda se había obstruido, cuando el trabajador se tropezó con la construcción medieval.
Cuando los expertos analizaron el túnel, determinaron que se construyó durante las primeras Cruzadas, figurando como una rara y bella pieza de arquitectura en la región que logró sobrevivir a las invasiones.