El pene tiene distintas zonas de placer, anillos de sensibilidad distintos, pero el movimiento frenético con el que están acostumbrados a estimularse, impide su capacidad para sentir en cada uno, es decir, porción por porción.
Aprender a masajearlo por él, y con los pies, implica tener en ellos limpieza y cero callosidades, así que asegúrate de estar preparada o preparado y no salir con una desagradable sorpresa.
La posición de los pies debe ser en forma de diamante. Foto: Captura de YouTube.
Lubricante, postura y técnica
Como primero punto, la sexóloga mexicana Elsy Reyes recomienda aceitar los pies con un lubricante de agua, incluso nos atrevemos a aconsejar alguno que funcione también como antibacterial, porque vaya que los hay.
Después, conviene pensar en la postura; él debe estar cómodamente sentado, ya sea en la cama, recargado en la pared o cabecera, con la pelvis ligeramente elevada (lo que se logra colocando una almohada debajo), y con las piernas en forma de diamante.
La otra persona debe sentarse de la misma manera frente a él e ir acercando poco a poco sus pies hacia el miembro, deslizándolos por la entrepierna para ir abriendo camino. Eso sí, ten cuidado con los testículos.
Con el metatarso se estimula los laterales. Foto: Captura de YouTube.
¡Sorpresa! ¿Y si le agregamos sexo oral?
El siguiente punto es subir y bajar los dedos de los pies sobre el pene; primero de manera suave, y después, con el metatarso, subir y bajar en los laterales hasta el glande, generando un poco de presión que permita aplicar el famoso "chocolatito"; imitar el movimiento de las manos con un molinillo para generar espuma en el chocolate caliente.
¡Sorpresa! Esto se puede hacer mientras él te practica sexo oral, con la diferencia de que él debe tener las rodillas más elevadas y tú tendrás que estar sentada o sentado sobre varias almohadas.