En las proximidades del río Tirekhtyakh en Yakutia, una de las regiones más frías de Rusia, un hombre llamado Pavel Efimov localizó la cabeza de un lobo con una antigüedad estimada entre 30 y 40 mil años, proveniente del último periodo glacial que atravesó la Tierra. Investigadores rusos de la Academia de Ciencias Sakha, científicos japoneses y suizos mostraron interés en analizar a profundidad el ADN del animal así como las características físicas. Según los expertos, la cabeza del animal habría sido tomada como un “trofeo” por un cazador primitivo.
El excelente estado de preservación de la cabeza se logró gracias al permafrost que la cubrió todo este tiempo. En la pieza todavía se pueden apreciar los pelos, dientes e incluso el cerebro del animal. Este lobo habría tenido entre 2 y 4 años al momento de su muerte. La cabeza tiene 40 cm de largo y es mucho más grande en comparación con la de un lobo gris (Canis lupus) moderno.
Además, este imponente animal bien podría alcanzar los dos metros de longitud, desde la nariz hasta la cola, según los investigadores. Se cree que estos lobos gigantes de la prehistoria estaban muy bien adaptados al clima gélido del lugar. “Pretendemos analizar sus capacidades físicas para compararlas con los lobos modernos”, dice Naoki Suzuki, de la Universidad Jikey de Tokio, Japón.
El hallazgo fue presentado en Tokio durante la inauguración del Woolly Mammoth, una exhibición organizada por científicos japoneses y yakutos.