¿Últimamente, has notado que al hablar con tus conocidos sobre algo que quieres comprar o probar, milagrosamente empiezas a encontrar anuncios del producto por todos lados en Internet? Da un poco de miedo, y muchos se han preguntado si sus casas o teléfonos están intervenidos de alguna forma. Lo peor sucede cuando, al navegar por sitios como Facebook o YouTube, empiezan a aparecer anuncios de mercancía en la que, literalmente, sólo llegaste a pensar sin mencionarla a nadie en voz alta.
Supones que la tecnología no ha llegado al punto en que pueda leernos la mente. Sin embargo, también deduces que es mucho más que una simple coincidencia, y estás en lo cierto. Más allá de las conspiraciones, esto es obra de expertos en publicidad sumamente talentosos que emplean la tecnología para mostrarte contenido relevante. Hoy, las agencias de publicidad emplean técnicas realmente brillantes para llegar al público preciso y convertirlos en clientes.
Leer la mente de los clientes.
Tal vez sospechas que, de alguna manera, saben lo que piensas. Pues sí y no. La razón por la que ves estos anuncios tan “oportunos” es algo llamado segmentación inteligente. Actualmente, la segmentación condensa una vasta cantidad de información sobre tu persona: la forma en que te comportas, tus intereses y la actividad que tienes en línea, por mencionar algunos parámetros. Sin embargo, también incluye el comportamiento de tu familia, amigos y otros individuos que, estadísticamente, se parecen a ti.
Para nadie es un secreto que la actividad en Internet, particularmente en redes sociales, construye un perfil virtual estadístico sobre nuestra persona. Cada video que vemos o nos gusta, las publicaciones a las que reaccionamos, el contenido que compartimos, los sitios dónde nos registramos, las cosas que compramos, los lugares a donde vamos. Todo importa.
Si eres una persona que viaja frecuentemente y subes ubicaciones de tus destinos a Instagram, automáticamente te conviertes en prospecto de interés para las empresas de transporte y hospedaje. Si sueles ver recetas de cocina en YouTube, una infinidad de marcas de alimentos podrían presentarte sus productos.
Tus acciones te definen.
Para nada es un compromiso inquebrantable. La interacción con los anuncios también es importante. Por ejemplo, si entras en algún anuncio sobre una carriola y terminas comprándola, automáticamente te conviertes en un “comprador comprometido”, así como en un individuo que próximamente tendrá descendencia. Y después empezarás a ver productos para bebé.
Algo similar sucede en las bandejas de entrada de correo electrónico. Si has puesto atención, los anuncios que se te muestran muchas veces tienen que ver con el contenido de tus correos. Tranquilo, los empleados de estas empresas no hurgan entre tus cosas. Se trata de algoritmos automatizados que ubican palabras claves en todos los correos con los que interactúas para predecir tus intereses.
¿Has escuchado el dicho “dime con quién andas y te diré quién eres”? Es una especie de mantra para los publicistas inteligentes. Quizá no tenías idea de que tu hijo quería un nuevo gadget hasta que se subió al auto y empezó a quejarse de que todos sus compañeros tenían uno. Pero, de alguna manera, cuando llegas a casa lo primero que ves en Facebook es un anuncio del dispositivo. ¿Qué clase de brujería es esta?
Facebook sabe que tienes relación con los padres de los compañeros de tu hijo. Compartes algunos intereses con estas personas y coincides en ciertos sitios. Pues esos padres han buscado, publicado y comprado el gagdet, lo que automáticamente te convierte en un comprador potencial del mismo.
Escapar de la Matrix de la publicidad.
En este punto, quizá estás pensando en qué píldora deberías ingerir para escapar de la Matrix y evitar caer en el juego. ¡No se puede! Aunque tu actividad en las redes sociales sea reducida, los equipos de marketing todavía pueden detectarte en base a algo llamado “audiencias similares”. En esencia, se trata de bases de datos que registran ciertas actividades que ejecutas, como mirar un video, entrar a un anuncio o comprar ciertos productos.
Después, las redes sociales emplean esta información para encontrar otros usuarios que “se vean” o actúen de la misma forma. Esto quiere decir que puedes terminar viendo un anuncio sobre algo con lo que nunca has interactuado, buscado o comprado. Increíblemente, algo tan ajeno a tu persona como el clima podría incluirte en el segmento de público deseado por alguna marca y su equipo de publicidad
Por ejemplo, si tienes activada la localización en alguno de tus dispositivos, en épocas de lluvia eres candidato a que te vendan desde un simple paraguas hasta calmantes para perros que entran en pánico durante las tormentas eléctricas. Lo último que quieren las agencias de publicidad es desperdiciar el dinero de sus clientes con anuncios que no son relevantes para el público. Por eso, recurren a la tecnología para intentar predecir los intereses de cada individuo y generar ventas.
¿Te parece que están invadiendo tu privacidad o que son herramientas útiles?