Los individuos con una perspectiva ideológica que tiende al extremismo presentan mayor dificultad al realizar tareas mentales complejas. Es lo que concluye un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido. El equipo también detalló el vínculo entre los rasgos cognitivos de las personas y sus respectivas ideologías. Esto ofrecería información que lleve a comprender de mejor forma la radicalización de las personas.
El estudio sobre extremismo y habilidad cognitiva.
En el estudio participaron 350 voluntarios estadunidense cuyas edades oscilaban entre los 22 y 63 años. La investigación, dividida en dos fases, incluyó evaluaciones neuropsicológicas y pruebas de personalidad basadas en tareas y “juegos” mentales. El objetivo era definir con claridad las diferencias cognitivas entre los voluntarios. Incluida la forma en que el individuo interpretaba su entorno, tomaba decisiones o se adaptaba a cambios inesperados.
En los cuestionarios se colaron preguntas de índole ideológico para averiguar la visión política y religiosa de los voluntarios. Los investigadores calificaron de “extremistas” a personas de grupos ideológicos distintos. Lo único que tenían en común era que respaldaban el uso de la violencia contra otros grupos en nombre de la ideología. Por ejemplo, en determinado punto del estudio los voluntarios debieron especificar que tanto estaban de acuerdo con las siguientes afirmaciones:
- “Lucharía físicamente contra alguien que estuviera insultando o burlándose de los Estados Unidos”.
- “Debemos hacer todo lo necesario para incrementar el poder de nuestro país, aunque eso signifique ir a la guerra”.
Por otro lado, es importante aclarar que las pruebas cognitivas no involucraron cuestiones ideológicas, religiosas o políticas. Por ejemplo, en una de las tareas los voluntarios sólo debían especificar si un grupo de puntos en una pantalla se desplazaba a la izquierda o a la derecha. En otra de las pruebas tuvieron que memorizar una serie de números o figuras geométricas e inmediatamente después especificar el orden en que aparecieron en pantalla.
El origen del extremismo en el cerebro.
El resultado de dichas actividades se analizó posteriormente para extraer información específica sobre diversos factores, tales como el nivel de aprendizaje, percepción y la capacidad de mantener un procesamiento mental complejo y estratégico. A través de un artículo publicado en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B, el equipo concluye que existe un vínculo entre la visión del mundo que tienen los individuos y sus resultados en pruebas psicológicas.
En la investigación también destacan que las personas que favorecen la aplicación de medidas extremas, manifiestan un desempeño pobre en tareas que exigen raciocinio mental complejo y soluciones elaboradas, especialmente cuando tienen diversas etapas. Además, los “extremistas” también manifestaron una débil regulación emocional y tendencia a actuar de forma impulsiva durante las pruebas.
El equipo señala que los resultados coinciden con la interpretación de que el radicalismo se genera en una visión simplificadora del entorno, una que busca soluciones rápidas a problemas complejos.
Esta investigación pertenece a un área creciente de la psicología que analiza aquellos factores que favorecen la radicalización de los individuos, independientemente del campo ideológico. Hasta la fecha, los estudios de esta clase se enfocaban en características específicas como la edad, etnia y género. Por eso, los autores del estudio buscaron incluir factores cognitivos en la ecuación. Sólo así lograrían entender la forma en que el fenómeno de radicalización se genera a partir de la información procesada en el cerebro.
Buscando una “cura” para las personas extremistas.
“Dificultades elementales, como el procesamiento mental complejo, pueden orillar subconscientemente a que las personas adopten doctrinas extremas que proporcionan explicaciones más claras y definidas del mundo. Esto las hace susceptibles a formas tóxicas e ideologías dogmáticas y autoritarias”, señala Leor Zmigrod, investigadora del Departamento de Psicología de la Universidad de Cambridge y líder del estudio.
Los investigadores tomaron en cuenta otros factores entre los voluntarios (como la edad, sexo y raza) para asegurarse de que no fueran responsables de estas variaciones. Sin embargo, en los resultados quedó claro que estas características por sí solas sólo explican el 8% de las variaciones detectadas. Esto quiere decir que las diferencias cognitivas tienen un papel primordial en los procesos de radicalización.
“Aparentemente existen semejanzas ocultas en las mentes de aquellos individuos dispuestos a tomar medidas extremas para respaldar su ideología. Comprender esto podría contribuir a ofrecer un mejor apoyo a los individuos vulnerables al extremismo”, señala Zmigrod. De hecho, la psicóloga forma parte de una red de especialistas en el Reino Unido que busca combatir el extremismo en el territorio.
La investigación también detectó diferencias peculiares entre los procesos cognitivos de individuos con ideologías distintas. Por ejemplo, aquellos identificados como conservadores tienden a demorar sus respuestas definitivas, y optan por evaluar la situación minuciosamente hasta tener la certeza de que su elección es la mejor. Por otro lado, los que se declaran políticamente liberales o apoyan el cambio del estatus quo tienden a adoptar estrategias perceptivas más rápidas y menos precisas.
Los voluntarios dogmáticos, aquellos que se resisten a actualizar sus visiones del mundo incluso ante la presencia de evidencia confiable, también mostraron mayor lentitud a la hora de procesar la información de tareas perceptivas.
Nota Cortesia del Chilango extremista
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