Hace unos días, la Administración Espacial Nacional China (CNSA) y la Agencia Espacial Federal Rusa (Roscosmos) anunciaron una colaboración para desarrollar una instalación de investigación en la Luna. Según la información divulgada por las agencias, la nueva estación espacial se construirá sobre la superficie lunar, en la órbita del satélite o tal vez en ambos sitios.
Estación lunar.
Además, los chinos mostraron disposición a colaborar con cualquier otra nación interesada en el proyecto. Sin embargo, aunque supuestamente promueven la utilización amplia del espacio, mantienen un hermetismo en torno a las fechas e inversión que implicará el desarrollo de la estación lunar.
En el ambiente enrarecido que se vive entre Rusia y Estados Unidos, para los rusos esto representa una oportunidad inigualable en su objetivo de encabezar el protagonismo en la escena espacial. No olvidemos que hace 60 años, en abril de 1961, la extinta Unión Soviética hizo historia cuando el cosmonauta Yuri Gagarin se convirtió en el primer humano en viajar al espacio exterior a bordo de la Vostok 1.
En esa desesperada carrera, los estadounidenses se quedaron atrás pues el astronauta Alan Shepard lograría la misma hazaña con un mes de desventaja. Un par de años más tarde, los rusos volverían a hacer historia con Valentina Tereshkova, la primera mujer en ir al espacio.
A comienzos del próximo mes de octubre, la Roscosmos en colaboración con la Agencia Espacial Europea tienen planeado lanzar su primer módulo lunar, el Luna 25. Los rusos retoman su objetivo de estudiar la Luna tras más de 40 años. La sonda tiene como objetivo recoger muestras de la superficie del satélite para estudiar su composición, estructura y propiedades físicas. A través de Twitter, el jefe de Roscosmos, Dmitry Rogozin, lazó una invitación a su símil de la CNSA, Zhang Kejian, para asistir al lanzamiento de la misión.
La nueva carrera espacial.
Mientras Rusia se enfoca en el negocio, chinos y estadounidenses impulsan la exploración espacial. A finales de 2020, la sonda China Chang’e-5 regresó con dos kilogramos de sedimentos y roca extraídos de la Luna. Ninguna agencia espacial había hecho lo mismo desde 1976, época en que la Luna 24 de la Unión Soviética recolectó 170 gramos de muestras.
China también ha mostrado interés en la exploración de Marte. En febrero 2021, la sonda Tianwen-1 ingresó a la órbita marciana y se prevé que haga un amartizaje el próximo mes de mayo. El objetivo de la misión es llevar la sonda hasta el hemisferio norte del planeta, a una región denominada Utopia Planitia, en la que supuestamente alguna vez existió un lago u océano. En ese lugar la sonda recolectará muestras del suelo para su análisis.
Estados Unidos tampoco quiere quedarse atrás con la Luna. El programa Artemis de la NASA busca establecer un vuelo espacial tripulado que lleve a la primera mujer y al próximo hombre al satélite en el año 2024. Aunque en el emprendimiento colaboran otros siete países, ni los rusos ni los chinos forman parte de ellos.
La industria espacial de los rusos ha sufrido ante el crecimiento de la iniciativa privada en los Estados Unidos. De hecho, Roscosmos se convirtió en el principal proveedor de vuelos tripulados a la Estación Espacial Internacional (ISS) después que la NASA cancelara el desarrollo de naves propias desde 2011. Pero, con el surgimiento de SpaceX y su servicio de «taxi espacial», la situación es cambió mucho.
Cortesía de Padme
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