Agripina, esposa del emperador Claudio, tenía la costumbre de menospreciar a quien no le gustaba con la frase: “Es más tonto que mi marido”. Es una buena muestra del sentimiento general hacia quien, un día, se convertiría en el cuarto emperador romano.
Claudio fue descrito por sus contemporáneos como un hombre estúpido, influenciable, incapaz e incluso mentalmente discapacitado, ya que padecía algún tipo de enfermedad nerviosa. Sus adversarios (no se podían calificar de enemigos, ya que ni siquiera le consideraban digno de ello) lo ridiculizaban, se cebaban con su cojera y tartamudez, e incluso su propia familia no le demostraba ningún afecto: “Una caricatura de hombre y un aborto de la naturaleza”, así lo consideraba su madre.
Su hermana Livila, en una ocasión en la que alguien sugirió que Claudio podría convertirse en emperador algún día, exclamó en público: “Compadezco al pueblo romano si le está reservado tan infausto destino”.
La noche del 12 de octubre del año 54 d.C., después de cenar sus setas favoritas, el emperador se sintió indispuesto y pocas horas después, moría.
A pesar de su edad avanzada para la época (64 años) y de que llevaba años enfermo, fue envenenado. Su asesina habría sido su propia esposa, Agripina, para eliminar a un hombre al que no podía manejar y colocar en el trono a su hijo Nerón aún adolescente, quien paradójicamente se revelaría más difícil aún.
Ñ
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