El peor oficio de la historia ha sido el de groom of the stool (literalmente, novio o mozo de las heces); en cristiano, ‘limpiaculos’.
Lógicamente, solo el rey podía permitirse el lujo de disponer de un groom of the stool.
Su labor consistía en la limpieza de las partes íntimas del monarca después de que él defecara.
Aunque parezca extraño, el hecho de que uno de sus miembros ocupase tan distinguida tarea era motivo de disputas entre las familias de los nobles. Compartir momentos tan íntimos llegó a convertir al ‘limpiaculos’ en un confidente real y, en algunos casos, en secretario personal del rey.
Uno de los más famosos fue Sir Henry Norris, que ejerció durante el reinado de Enrique VIII. Tan implicado estaba en las intrigas de palacio que fue acusado de adulterio con Ana Bolena y, por ello, después decapitado.
Nota Cortesía del Limpiaretretes
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