Hace algunas semanas la prensa en Rusia divulgó el inusual caso de una mujer que no salió de su casa en los últimos 26 años. No sufre discapacidad alguna, de hecho, goza de un perfecto estado de salud física. Sin embargo, evitó salir durante todo este tiempo porque su madre no le daba permiso.
Aislada del mundo.
Por primera vez en 26 años desobedeció a su progenitora, quien la mantuvo aislada en la propiedad durante más de dos décadas para “protegerla de los peligros del mundo exterior”. Nadezhda señaló que no lavó su pelo en los últimos 12 años, por eso la enorme maraña de pelo en su cabeza. El mismo tiempo llevaba sin cambiar de ropa. Pese a todo, la mujer afirmó que no necesitaba ningún tipo de asistencia.
Según testimonios de los vecinos, Tatyana era vista como una madre sobreprotectora, pero las cosas alcanzaron un nuevo nivel en la época que se jubiló. Nadezhda cursaba la preparatoria cuando su madre empezó a prohibirle que saliera con otros adolescentes del pueblo, y un par de años después ambas se aislaron de la sociedad. La chica dejó de asistir a la escuela, y su madre rechazó a todo aquel que quiso abogar por ella, diciéndole que estarían bien y que no se metieran en lo que no les importaba
Segura en casa.
Se desconocen los métodos que utilizó Tatyana para convencer a su hija de adoptar este estilo de vida, pero la mayoría cree que la joven simplemente se acostumbró a estar encerrada. Al poco tiempo, los vecinos dejaron de abogar por la libertad de la joven, se olvidaron de ella y simplemente siguieron con sus vidas.
Sin embargo, a comienzos de junio Tatyana enfermo de gravedad y Nadezhda salió por primera vez en 26 años para buscar ayuda. Todos estaban impresionados de verla, sobre todo porque parecía no haberse dado un baño en mucho tiempo, lo que resultó muy cierto. Después que los vecinos la presentarán con el concejal del pueblo, Vasily Tovarnov, la mujer confesó que en los últimos 12 años no se bañó, cambió de ropa y ni siquiera peinado. Lo más grave fue que sobrevivió comiendo alimento para gato durante años, y compartía la cama con su madre y sus gatos, algunos de los cuales murieron en ese lugar.
¿Estilo de vida o problema mental?
“¿Y qué si hay un gato muerto en el sofá? Quizá moriré dentro de poco en este sofá también. Mi vida es peor que la de los gatos. Un gato tiene más libertad. No estoy viva, ni siquiera existo. Soy una muerta viviente”, dijo Nadezhda Bushueva.
A pesar de las declaraciones y el aparente deseo de “encontrar trabajo y obtener un pasaporte”, Nadezhda no manifestó deseos de cambiar su estilo de vida. En una entrevista para el sitio RIA, la directora del departamento de servicios sociales del distrito Vachsky, Larisa Mikheeva, señaló que la mujer de 42 años no podía ser obligada a rehabilitarse. Y como se negó a recibir ayuda, afirmando que estaba cómoda con su estilo de vida, no podrían hacer mucho por ella.
“No está incapacitada y tampoco padece una enfermedad mental. Es un adulto que simplemente vive con su madre y está acostumbrada a ese estilo de vida”, apuntó Mikheeva. “Una persona debe mostrar voluntad para recibir algún tipo de asistencia. Si no está mentalmente incapacitada para tomar esta decisión, no podemos obligarla”.
Aunque las autoridades locales señalan que Nadezhda Bushueva está mentalmente sana, en los estándares occidentales es un tema de debate sobre todo cuando se ha estado alimentando con comida de gato, no cuida su apariencia y huye de las mínimas prácticas de higiene.
Larisa Mikheeva señaló que tanto trabajadores sociales como vecinos ofrecieron ayuda a Nadezhda para limpiar la casa antes que la madre regrese. Incluso se congregaron en la casa con bolsas de basura y productos de limpieza, pero ella los desalojó.
“Es muy complicado ayudar a una persona cuando está saludable, y sobre todo hacerla cambiar de parecer respecto a su estilo de vida”, finalizó la trabajadora social.