La historia comienza en la segunda mitad del siglo XIX, cuando Jhon Wesley Hyatt inventó un nuevo material al que llamó celuloide por estar hecho con base en el nitrato de celulosa. Por sus propiedades de flexibilidad, transparencia y resistencia a la humedad pronto le encontraron aplicaciones. De las más importantes fueron en el campo de la fotografía, la fabricación de juguetes y el cine.
Cuando estas muñecas llegaron a México, las "celluloid doll", el habla popular suavizó la palabra y así nació el “sololoy” un mexicanismo que poco a poco se ha ido desvaneciendo, aunque aún cuando a una pequeña o a una mujer bonita le decimos que es una muñequita de sololoy.