El misterioso mapa de Piri Reis surgió en algún momento del año 1513. Habría sido diseñado por Ahmed Muhiddin Piri, un cartógrafo turco-otomano. El mapa es intrigante para los historiadores pues, supuestamente, ilustra la costa de la Antártida sin hielo. Si el documento es auténtico, significa que alguien cartografió este peculiar continente antes de su descubrimiento oficial en 1773.
El hallazgo del mapa.
En 1929, el teólogo alemán Gustav Adolf Deissmann solicitó al arqueólogo Halil Edhem revisar el sótano de un palacio turco que albergaba mapas antiguos. En aquel sitio Edhem localizó un artículo misterioso: el fragmento de un pequeño mapa pintado sobre piel de animal. Inicialmente, creyó que se trataba de un mapa antiguo cualquiera.
Pero, tras una minuciosa inspección cierto detalle terminó llamando la atención de Deissmann. Finalmente lo identificaron como el mapa de Piri Reis, que incorporaba la única copia conocida de un mapa de Cristóbal Colón.
El mapa de Piri Reis de 1513 incluía abundantes anotaciones y representaciones precisas de las Islas Canarias, las Azores, las Islas Atlánticas y Japón. Sin embargo, lo mejor vino cuando localizaron una representación de la Antártida. Si tomamos en cuenta que el descubrimiento de este continente sucedió en 1773, ¿por qué lo representaron en un mapa 260 años antes?
Y el misterio no dejaba de crecer. Esta pieza cartográfica no sólo mostraba la costa de la Antártida, también revelaba las proporciones del continente sin la cubierta de hielo. Se supone que esas costas no eran visibles desde hacía 6 mil años. Este mapa se convirtió en el centro de debate entre cartógrafos, historiadores e investigadores durante décadas. ¿Sería la prueba de una avanzada civilización antigua? ¿Demostraría que la historia de nuestra propia civilización no es lo que creemos?
Los orígenes del mapa de Piri Reis.
El cartógrafo turco-otomano Ahmed Muhiddin Piri, conocido como Piri Reis, documentó el mundo conocido a través de un mapa en 1513. Además de ser geógrafo, Piri era almirante de la marina turca y se convirtió en un viajero experimentado de alta mar. El hombre sabía un poco sobre costas y continentes.
Sobre piel de gacela, Piri Reis elaboró un mapa a partir de veinte fuentes distintas. El hombre se aseguró de referenciar cada uno de los mapas y cartas de navegación conforme avanzaba en el proyecto. Entre el material referido se encontraba un mapa de Cristóbal Colón, un mapa árabe, cuatro mapas portugueses y ocho mapas ptolemaicos (trazados por sociedades helenísticas y griegas del siglo II). Algunas de las fuentes que citó el cartógrafo se generaron en el año 400 a.C.
Piri dejó en claro que no había visitado muchas de las tierras que documentó en el mapa. Sin embargo, su trabajo se apoyaba en conocimiento académico validado. De hecho, Reis poseía un mapa dibujado a mano por el propio Cristóbal Colón. Se lo heredó su tío, un personaje que navegó personalmente con Colón décadas antes. Se trataba de uno de los “mapas perdidos” de Colón, por lo que esa representación elaborada por Reis era la única disponible hasta ese momento.
La teoría de Charles Hapgood.
Pese a todo esto, el mapa de Piri Reis seguía considerándose un artefacto relativamente fraudulento. Tras su reaparición en 1929 despertó un renovado interés en la comunidad científica. Y pasarían varias décadas examinándolo en medio de una gran polémica. Para 1965, el profesor Charles Hapgood de la Universidad de New Hampshire, estudió el mapa junto a varios pupilos.
Los alumnos detectaron con facilidad la descripción de los mapas relativa a la costa de la Antártida. Sin embargo, se dieron cuenta de otra situación que otros pasaron por alto. El mapa de Piri Reis se trazó empleando la proyección de Mercator. Esta clase de proyección cartográfica permite elaborar mapas con curvatura más precisa al trasladarlos del papel al globo.
Lo curioso es que los cartógrafos europeos no emplearon dicha técnica sino hasta 1569. Nuevamente, este mapa parecía adelantado a su época. Para Hapgood, el aspecto más relevante del mapa era la ilustración de una Antártida sin hielo. Entre todos los mapas citados por Reis, ninguno presentaba tal cosa. La fuente tuvo que ser un mapa con miles de años de antigüedad, y hasta la fecha no se conoce la existencia de algo así.
¿Civilización perdida?
Irremediablemente, las observaciones de Hapgood condujeron a una de las hipótesis más populares entre los misterios de la humanidad. Dichas ilustraciones sólo serían posibles si antiguos marineros hubieran trazado un mapa de la costa antártica. Obviamente mucho antes de que se congelara hace unos 6,000 años.
El profesor observó en la representación topográfica de esa costa una precisión que sólo pudo alcanzar una sociedad avanzada con capacidad para cartografiar desde el aire. Hapgood supuso que Piri Reis empleó uno de esos mapas antiguos para crear el propio, pero nunca lo citó. Una conclusión así implicaba que todo lo que conocíamos sobre civilizaciones pasadas estaba errado.
Hasta donde sabemos, las civilizaciones antiguas no contaban con tecnología o herramientas para trazar un mapa de los continentes a esa escala. Entonces, ¿cómo lo hicieron? Historiadores y académicos empezaron a especular sobre el tema. De la nada, investigadores paranormales empezaron a sugerir la intervención de extraterrestres. Otros teorizaron que la civilización de la Ciudad Perdida de Atlantis tuvo que ver con este mapa.
Las anomalías en el mapa de Piri Reis.
Los escépticos no se quedarían de brazos cruzados y empezaron a escudriñar el mapa de Piri Reis. Partiendo de los hallazgos de Hapgood, llegaron a nuevas conclusiones. En primer lugar, encontraron diferencias sustanciales entre los tamaños de diversas líneas costeras del antiguo mapa respecto a los mapas modernos.
Hapgood señaló que podrían ser errores cometidos por Reis al copiar los trazos. Para remediar el problema, el profesor añadió las secciones “faltantes” basado en los mismos mapas que utilizó Reis. No tardó mucho antes que surgieran los problemas. Al completar algunas de las zonas vacías y alterar tierra firme para explicar los errores, Hapgood encontró un mapa con cinco ecuadores separados.
Pese a esto, el documento siguió cautivando a otros investigadores. Uno de esos era el estafador Erich von Däniken, quien no tuvo reparo en repetir la hipótesis de Hapgood sobre la influencia extraterrestre.
La Antártida sin hielo.
El mapa de Piri Reis destacó por la precisión con que representaron la Antártida. Pero, los detractores se apresuran a advertir que la Antártida en ese antiguo mapa no guarda parecido alguno con el continente real. Por otro lado, algunos investigadores consideran la posibilidad de que la tierra firme de la Antártida sufriera alteraciones con el paso del tiempo.
Con todos los errores acumulados, pronto se hizo evidente que aquella representación de la “Antártida” en el mapa probablemente ni siquiera era el continente. Y es probable que la respuesta a muchos de los misterios en el mapa de Piri Reis se encuentre en las fuentes que dejó su autor.
Posibles explicaciones al mapa de Piri Reis.
Originalmente, los cartógrafos griegos propusieron la existencia de un continente meridional. Dicha suposición partía del supuesto de que las masas terrestres debían estar equilibradas en ambos extremos. Entonces, en el hemisferio sur debía existir una que equilibrara a la del hemisferio norte.
Gracias a esta creencia, muchas representaciones cartográficas del siglo XVI presentan una masa de tierra que no existe en el hemisferio sur. Dado que Reis se apoyó en ocho mapas y cartas de navegación de los griegos para elaborar el mapa, esta explicación es posible.
Pero, existe otra explicación incluso más simple. Lo que muchos vieron como una representación de la Antártida sin hielo, no era más que la costa de Sudamérica. Algunos creen que el cartógrafo simplemente se quedó sin espacio para seguir dibujando en la piel de gacela. Entonces, acomodó la mayor parte de Sudamérica como pudo.
Irónicamente, algunas anotaciones de Reis parecen respaldar la teoría. Señaló que se trataba de una región extremadamente “calurosa” y “llena de serpientes”. Aunque estas descripciones no encajarían con lo que sabían sobre la Antártida hasta ese momento, describían a la perfección la selva amazónica.
A pesar de todas estas conclusiones y hallazgos, el mapa de Piri Reis sigue asombrando y desconcertando a los investigadores hasta nuestros días. No existe una versión “oficial” sobre el origen del mapa, por lo que la interpretación depende de cada persona que lo estudia.
Cortesia de Palurdotl Jefe Cuernos Chuecos Misogino
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