miércoles, 26 de mayo de 2021

Loïe Fuller



Haber nacido Mujer y en una granja de Hinsdale, Illinois, en enero de 1862, seguramente no ofrecía una vida demasiado interesante, pero Loïe Fuller ya a los dos años subía a un escenario. Comenzó su carrera  como actriz, y pronto pasó a escenarios de burlesque y vodevil, aunque solo era conocida a nivel local.

Desarrolló su propia coreografía, donde aparecía con una falda increíblemente larga, a los que añadió un juego de luces de colores que resaltaban sus movimientos, y a la que llamó “Danza Serpentina”. 

Al año siguiente llega con ese espectáculo al París de la Belle Époque,  el Art Noveau, de los inventos, el cine y las Vanguardias Artísticas y Culturales.

Con un estilo que marcaba una ruptura total con lo conocido como Danza Clásica, Loïe es una pionera de la Danza Moderna, incorporando las más recientes tecnologías de esa época, a un movimiento que inspiraba una Libertad como si ella misma formara parte del viento, entre esas olas de seda, con una paleta de colores casi Impresionista, casi

una catársis de liberación emocional que se expresa a cada instante.



Conoció a Edison y los esposos Curie, y fué modelo de Toulouse Lautrec, que la reflejó en muchos de sus más icónicos afiches. Auguste Rodin se dió por vencido al intentar esculpirla; ella jamás se quedaba quieta.

Su Arte la llevo desde una granja Americana hasta la Ópera de París.

Este concepto de una Danza casi instintiva y Libre, donde la Técnica da paso a la Pasión, inspirará a Serguéi Diaghivev en sus legendarios Ballets Russes.

Creó una Escuela donde una de sus alumnas sería también una leyenda, Isadora Duncan.



Murió en 1928.

Fué como Meliés, una Maga, una Ilusionista, que marcó tendencias y un camino que muchos recorrieron definiendo un nuevo lenguaje para el Arte...





Cortesía del Sentido Chilango Tortero

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