Después de la esclavitud de Egipto, el pueblo Hebreo permaneció en el desierto por 40 años; durante este tiempo, Dios les entregó los 10 mandamientos y para su resguardo, los Hebreos, guardaron el preciado legado, en un cofre que más tarde se conocería como el Arca de la Alianza. Construyeron también un Tabernaculo, un santuario sagrado que los acompañó hasta su llegada a la tierra prometida. Años después el Tabernaculo fue sustituido por el Templo construido por el rey Salomón, alrededor del año 960 antes de la era cristiana. El Templo se levantó sobre el monte Moriáh, en la ciudad de Jerusalén. Podría decirse y con su debido respeto, fue el primer pueblo monoteísta de la historia. Cuidó de sus mandamientos y de su Templo, hasta que el imperio de Babilonia, invadió y destruyó el sagrado Templo, en el año 586. Los israelitas fueron desterrados hacia Babilonia; pero durante su exilio, nunca dejaron de anhelar su regreso.
Menos de un siglo después, el deseo se hizo realidad, el rey persa Ciro II, conquistó Babilonia en el año 539. El año siguiente permitió el regreso de los judíos a su añorada ciudad. Se comenzó la construcción del segundo Templo, el mismo que culminó en el año 515 A.C. y que permaneció de pie por más de cinco siglos. Pero en el año 70 A.C. por orden del emperador Tito, el Templo Judío fue de nuevo destruido.
Hoy nada se sabe del Arca de la Alianza, que el sagado Templo guardaba en su interior. El ùnico vestigio del Templo, es la parte de la muralla de la explanada del exterior occidental. Una pared: El Muro de los lamemtos, tiene un gran valor histórico, religioso y espiritual. (GRUPO PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA) .
Cortesía del RompeCorazones
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