𝗙rancoise 𝗚ilot y 𝗣icasso

 

De todas las mujeres que tuvo Picasso, Françoise Gilot fue la única que se atrevió a abandonarlo. 

Era mayo de 1943, Gilot cenaba con una amiga en "Le Catalan" en París cuando de repente un hombre se acerca a su mesa con un tazón con cerezas, era Picasso que iba acompañado de Dora Maar, su amante hasta ese momento, la que pronto sería reemplazada por la misma Gilot.

Françoise Gilot apenas tenía 21 años y Picasso 61 desde aquel momento su vida estuvo vinculada al pintor embarcandose en  lo que sería,  según sus propias palabras "una catástrofe que no tenía intención de evitar".

Picasso tenía la cualidad de detectar bellas mujeres y no dudo en acercarse e invitarla a conocer su estudio, fue el inicio de 10 años de idilio y dos hijos en común (Claude y Paloma) pero no todo dura para siempre.

Gilot declaró tiempo después que hubo una fuerte atracción mutua a pesar de tener temperamentos opuestos: "En un principio era un hombre inteligente, dulce y todo un caballero, pero, tenía una cara oculta mucho menos amable. Se mostraba egoísta, cruel, despiadado, violento, con ataques de cólera, tirano, sádico, capaz de humillar a su hijo Paulo, a su chófer, Marcel; a su secretario, Sabartés. Solía poner a prueba a sus amigos... y a sus mujeres".

En septiembre de 1953, harta de la tiránica actitud del pintor y sus líos de faldas, Françoise tuvo una breve aventura amorosa, al poco tiempo cogió a sus hijos y se fue. 

Lo que vino después, Gilot lo sintió como una represión, ya nadie compraba sus obras y le fue difícil llevar una vida como la que tenía al lado de Picasso pero pudo colocar algunas y vivir de su trabajo.

Françoise Gilot fue la única de todas sus mujeres que lo abandonó. Olga Khokhlova, su primera esposa fue infeliz y desgraciada, tuvo cáncer y murió casi paralizada; Marie-Thérèse Walter, con quien tuvo una hija, Maya, acabó sus días ahorcándose; Dora Maar, siempre atormentada, enloqueció. Y Jacqueline Roque, su última esposa, no superó su muerte y se pegó un tiro.