Las "devadasi", niñas de la casta más baja en la India, son ofrecidas a la Diosa Yellamma y desde que alcanzan la pubertad se convierten en objetos sexuales, pues están obligadas a satisfacer los deseos sexuales de los hombres del pueblo, y nunca podrán casarse.
Por más doloroso que suene, y que sea, las más pequeñas pasan a ser un bien público pues cualquier hombre puede abusar sexualmente de ellas sin que las devadasi puedan oponer resistencia alguna.
A partir de los 4 a 8 años los papás de las pequeñas las entregan a la Diosa Yellamma, condenandolas así de por vida a la prostitución.
Pese a que hay una ley que prohíbe el sistema de las devadasi, esta violación a los derechos de las niñas y mujeres sigue vigente.
Cuando nace una niña en esta nación, los padres tienen que pagar una dote a quien será el futuro marido de sus hijas (cuanto mayor sea la niña, mayor es la dote), así que si no tienen dinero para dar esta dote, terminan endeudándose de por vida con los prestamistas. Así, el sistema de las devadasi, representa una "salida fácil" para los padres.
Las pequeñas crecen bajo el repudio de la sociedad, mendigan por las calles en busca de comida, y a menudo terminan en burdeles de Bangladesh, Bombay, siendo víctimas del tráfico sexual. (Todo esto incluye enfermedades tal como el sida, también embarazos a temprana edad).
Ésta práctica fue abolida en el 1988 a día de hoy, afecta a 330.000 mujeres en India.
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