En Japón, una antigua costumbre de plantar un árbol cuando nacía una hija en la casa. Se sincronizaba el crecimiento de la hija- niña a la condición de hija-mujer , con el crecimiento del árbol.
Cuando la hija tenía la edad suficiente para casarse, cortaban el árbol y le hacían un cofre o un cajón y una makura como regalo de boda.
Adicionalmente, la tradición de dormir con la almohada de madera, más específicamente las geishas que debido a lo elaborado de los peinados, y al coste económico que representaba, y para no estropear su peinado, debían dormir en una makura, una pequeña almohada de madera, donde se apoya la nuca.
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