Su Padre Stanislaw, era un Médico que atendía sin cobrar a los pobres, fueran éstos Católicos o Judíos.
Nacida un día como hoy de 1910, en el pequeño pueblo de Otwock, cerca de Varsovia en Polonia, Irina Sedler aprendió de él que hay que ayudar al prójimo, sin tener en cuenta Raza o Religión.
Al comenzar la carrera de Enfermería, al oponerse a las políticas de discriminación, fue expulsada de la Universidad, retomando sus estudios años después.
En 1939 Irena, trabajaba en la Sección de Bienestar Social de Varsovia, donde organizaba comedores comunitarios. En Setiembre, Polonia es invadida y se inicia la II GM. Con la guerra, las necesidades fueron mayores. Irena proporcionaba comida, ropa y medicinas a ancianos, huérfanos y pobres, a los que se añadieron familias Judías enteras que eran ya perseguidas por los Nazis.
En 1942 se crea el gueto Judío de Varsovia bajo control militar. Un perímetro de 3 Km2, donde 400.000 personas hacinadas, sin poder salir, morían de a cientos por día de hambre y enfermedades contagiosas.
Irina entonces tomó contacto con el Grupo Judío clandestino Zegota, y obtuvo de las autoridades nazis un pase para entrar y salir del gueto con la excusa de controlar las enfermedades contagiosas.
Una vez allí, propuso a las Familias, sacar a sus hijos de allí para salvarlos de una muerte segura. A pesar de saber que no volverían a ver a sus hijos, muchas madres aceptaron su ayuda. Así, durante un año y medio, en bolsas de basura, ataúdes, cajas, y ambulancias, Irina salvó a más de 2.500 niños.
Con la esperanza de un imposible reencuentro, creó un archivo para registrar a cada niño y la identidad de sus familias, introdujo todos los datos escritos en tarros de cristal y los enterró en un jardín. En 1943, fué detenida.
Aunque muchas veces torturada, nunca reveló el nombre de sus colaboradores, ni su misión.
Condenada a muerte, un Soldado la dejó escapar, y con otra identidad siguió trabajando para la Resistencia.
Al final de la Guerra, entregó su información al Comité de Salvamento de Judíos Sobrevivientes.
Pocos niños volvieron con su Familia. Casi todas habían perecido en los campos de concentración.
La Obra Humanitaria del Ángel de Polonia, permaneció más de 40 años desconocida. Este ejemplo de Heroísmo, Compromiso y Humanidad, dijo una vez: "El lamento de no haber podido hacer nada más me ha acompañado todo los días de mi vida, pero cada niño salvado con mi ayuda es la justificación de mi existencia por éste mundo..."
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