Los dueños de gatos, muchas veces dejan salir a las mascotas supuestamente para que liberen el estrés y ansiedad que les produce la vida dentro de cuatro paredes. Claro, también están quienes tienen gatos y les permiten ir y venir a voluntad. Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado qué tanto hace tu gato cuando se va a la calle?
Se estima que alrededor del 10% de las muertes de mamíferos y un 29% de aves están relacionadas con ataques perpetrados por gatos domésticos. Peter Marra, un biólogo que formó parte del estudio, dijo: “algunos gatos llegan a matar hasta 20 animales por semana, mientras otros no matan nada”.
Un problema serio.
Peter Marra publicó un libro titulado “Cat Wars: The Devastating Consequences of a Cuddly Killer”, que en traducción libre sería “Gatos: las devastadoras consecuencias de un lindo asesino”, así que ya podemos imaginar el impacto que producen los gatos domésticos en el medio ambiente. Precisamente, a causa de estas consecuencias contraproducentes es que el biólogo recomienda no dejar salir a los gatos a explorar azoteas y patios ajenos.
Por supuesto, esto no quiere decir que el animal deba quedarse enjaulado o atado todo el tiempo dentro de casa. Hay muchas formas de entretener a un gato doméstico sin exponerlo a los peligros de la calle y, al mismo tiempo, sin provocar que sea un peligro para otros animales, tal y como se hace con los perros.
¿Y las plagas?
“Lo primero que se debe entender es que los gatos no son una especie nativa. Se trata de una especie que fue domesticada. Por eso, cuando un gato sale de casa e ingresa a un ecosistema es un elemento que no encaja de forma natural. Esta clase de depredador no existe en estos ecosistemas, por lo que otras especies no deberían sufrir ataques”, explica Marra.
Quizá estás pensando que los pájaros muertos entre las garras de los gatos son un daño colateral aceptable pues mantienen a raya a plagas indeseables como las ratas.
Pues no, el daño colateral no es aceptable pues los gatos cazan prácticamente todo lo que se mueve: anfibios, insectos, reptiles, etc. Y sí, matan ratas, pero no a las más grandes. Algunas especies de roedores que son vistos como plagas, de hecho, figuran entre las especies nativas del lugar; por ejemplo, el ratón ciervo que es endémico de Norteamérica.
Marra dice que emplear gatos para el control de plagas es algo que ningún exterminador respetable haría jamás.
Trata a tu gato como lo que es: una mascota.
Sí, hoy en día es difícil convencer al vecino de que su gato disfrutando de la tarde en la azotea puede representar una amenaza para el medio ambiente. Pero, Marra cree que todos tenemos la obligados de proteger a las especies nativas, de la misma forma que lo hacemos con los gatos que están bajo nuestro cuidado.
“No hay que olvidar que, cuando un gato sale, también se vuelve vulnerable a ser atropellado por un automóvil (la principal causa de muerte accidental de la especie) o ser cazado por coyotes, zorros u otros depredadores mayores”, apunta el biólogo.
Hasta principios de la década de 1970, los estadounidenses tenían la costumbre de permitir a sus perros pasear libremente por las calles. Sin embargo, en determinado momento se dieron cuenta del peligro que representaban enfermedades como la rabia, los automóviles para sus perros o los ataques de estos animales a los vecinos. La solución con los gatos, al menos allá, es parecida a lo que se hizo con los perros evitando que salieran solos a las calles.
“En la actualidad, los gatos figuran como la principal especie domesticada en contagiar la rabia a los seres humanos. Antes eran los perros. Debemos cambiar la mentalidad sobre la forma en que se trata a los gatos”, señala Marra.
Una de las formas más efectivas para divertir a un gato es construyendo un circuito de juegos o sacándolo a pasear con correa, como se hace con los perros.