En Estados Unidos, 12 millones de ciudadanos están plenamente convencidos de que la humanidad está infiltrada por una raza alienígena que controla el rumbo del mundo. Este número proviene de una encuesta de 2013 realizada por Public Policy Polling, una agencia especializada en estadística y opinión pública. El 4% de la población en los Estados Unidos cree que los hilos de la política y las relaciones internacionales son movidos por una raza extraterrestre con apariencia semejante a la de un reptil.
Dominados por extraterrestres.
Según estos teóricos de la conspiración, los reptilianos lograron imitar la apariencia de un ser humano a la perfección. En su forma natural, sus pupilas estarían en formato vertical y su piel presentaría escamas (estas serían las pruebas de que habitan entre nosotros). Además, los reptilianos presentarían una baja presión sanguínea, sentidos superiores y hasta la habilidad de interferir dispositivos electrónicos.
Según esta teoría de la conspiración, hace miles de años la raza llegó al planeta Tierra desde Nibiru (el supuesto decimo planeta del Sistema Solar) y logró infiltrarse entre los sumerios o babilonios. A medida que pasó el tiempo, modificaron nuestro ADN para convertirnos en sus esclavos por lo que los principales líderes mundiales de nuestros días serían parte de los reptilianos. La concentración del poder entre unos “cuantos elegidos” se confirmaría en el grado de parentesco de 43 de los 44 presidentes que han gobernado en los Estados Unidos.
Supuestamente, esta trama de conspiración quedaría evidenciada por la amplia presencia de reptiles en la mitología de culturas ancestrales completamente distintas como la maya, japonesa o africana. Además, en la Biblia se dice que fue una serpiente la que entregó a Eva el fruto prohibido.
Los Illuminati.
Pero, cuando se habla de la élite mundial es imposible no hacer referencia a otra famosa teoría de conspiración: los Illuminati. Esta supuesta sociedad secreta sería responsable de grandes tragedias en la historia de la humanidad como los ataques del 11 de septiembre o el Holocausto, y todo con el único fin de desestabilizar al mundo para implantar un nuevo Orden Mundial, un hipotético estado único de control absoluto donde solo el 1% de la población concentraría todo el poder.
Los Iluminati también son acusados de sacrificios humanos en el marco del satanismo y la desaparición de infantes. De hecho, existe una asociación llamada S.M.A.R.T. que habrían fundado los sobrevivientes de los supuestos rituales. El papa Benedicto XVI tendría conocimiento de todo esto y por eso terminó renunciando al cargo.
Los teóricos de la conspiración también afirman que la atmósfera en el planeta de estos dinosaurios humanoides se mantiene gracias al oro de la Tierra. Mientras tanto, otros creen que solamente buscan concentrar poder e influencia, por lo que se han infiltrado incluso en la prensa. El jugador de fútbol en retiro, David Icke, es uno de los más famosos defensores de esta teoría de conspiración. Icke asegura que la Luna sería una construcción de los extraterrestres a través de los métodos que emplean para alterar nuestra percepción de la realidad. Además, dice que por culpa de los reptilianos sólo podemos utilizar el 10% de nuestra capacidad cerebral.
La verdad.
Para ser honestos, David Icke es visto como un desquiciado por muchos británicos. Pero, gana bastante dinero ofreciendo conferencias y diseminando sus teorías en multitud de medios.
Esta clase de teorías son muy fáciles de refutar, principalmente porque no existe evidencia paleontológica de que haya existido una raza reptiliana. En la historia de la evolución, nunca se han encontrado fósiles o esqueletos de un espécimen con características hibridas entre humanos y reptiles. Que existan reptiles en diversas culturas alrededor del mundo, obviamente, es consecuencia de la prevalencia de estas especies por todo el planeta. Son excelentes adaptándose a diferentes hábitats.
Finalmente, la idea de que nuestro cerebro sólo emplea un porcentaje mínimo de su capacidad es una leyenda, culpa de una malinterpretación de experimentos que se hicieron en la década de 1950. La neurociencia no se atreve a dar porcentajes, pero asegura que empleamos la mayor parte del órgano para realizar toda clase de tareas.