Cuando la isla que lo vio nacer fue devastada por una gran inundación, Jadav Payeng no se quedó de brazos cruzados y empezó a sembrar árboles hasta que levantó un exuberante bosque de más de 525 hectáreas que actualmente es el hogar de aves, monos, serpientes e incluso elefantes. Además de un hombre determinado, también podríamos considerarlo sumamente paciente pues llegar hasta este punto le tomaría cerca de 40 años.
La erosión de un ecosistema.
La isla Majuli se ubica en el río Brahmaputra, en la localidad de Jorhat, perteneciente al estado indio de Assam. La región es el hogar de la tribu Mishing, con una población que supera los 170,000 individuos, personas que a últimas fechas han atestiguado cambios devastadores en su centenario estilo de vida.
En el último siglo, Majuli ha perdido tres cuartas partes de su superficie. Y aunque el Brahmaputra siempre es escenario de inundaciones debido a las altas temperaturas que llegan con la primavera derritiendo el hielo en el Himalaya, en las últimas décadas los niveles de estas inundaciones se han vuelto muy peligrosos. Se sospecha de que los principales responsables son los sismos y el cambio climático.
La corriente del río se ha vuelto tan poderosa que además de arrasar áreas verdes, erosionó por completo la vía que conectaba a Majuli con el continente. Las inundaciones han ido sustituyendo un paisaje lleno de árboles y arbustos verdes por una planicie cubierta de arena.
En 1979, Majuli fue escenario de una inundación particularmente devastadora. En aquella época, Jadav Payeng era muy pequeño pero recuerda la forma en que miles de serpientes fueron arrastradas por la fuerza del agua y después aparecieron muertas, apiladas por montones sobre la arena caliente.
Aquel escenario aterrador terminó inspirando a Jadav Payeng para tomar acciones. Poco después de la catástrofe que le marcó la vida, dio el primer paso de lo que llegaría a convertirse en un emprendimiento colosal: empezó a plantar semillas.
Jadav Payeng: el hombre del bosque.
Payeng recuerda perfectamente de donde surgió ese ímpetu por hacer crecer un bosque: “cuando las vi, pensé que también los humanos moriríamos de esa forma en el calor. Me impactó. Por el dolor de aquellas serpientes muertas, fue que cree este bosque”. Aquellos animales muertos apilados sobre los bancos de arena lo hicieron darse cuenta de que sin los árboles, los humanos que subsistían en el ecosistema probablemente enfrentarían el mismo destino.
El raciocinio de Payeng fue que si había árboles en el lugar, sus raíces terminarían absorbiendo el exceso de agua del suelo, lo que evitaría que la tierra se hundiera y reduciría la gravedad de futuras inundaciones. Con esta idea en mente, Payeng empezó a cavar agujeros profundos en la tierra con un palo y simplemente arrojaba las semillas en el interior.
Jadav Payeng no era ningún experto en agricultura y mucho menos un especialista certificado por las autoridades, además que su técnica para plantar árboles estaba lejos de ser compleja, pero cuatro décadas después su determinación y estrategia tan simple siguen dando frutos.
En la actualidad, las semillas que Jadav Payeng sembró se han convertido en un bosque con una superficie similar a la del Bosque de Chapultepec. Aquel páramo árido y desolado hoy está cubierto por un bosque que se extiende sobre más de 500 hectáreas. Los bancos de arena que alguna vez exhibieron pilas de serpientes muertas, hoy son el hábitat de monos, tigres, pájaros e incluso elefantes.
El “hombre del bosque de la India“, cómo apodan a Payeng, dice que ha perdido la cuenta de la cantidad de árboles que sembró en las últimas cuatro décadas, aunque estamos seguros de que es un número impresionante.
El trabajo de Jadav Payeng ha producido un efecto sorprendente en la región: un bosque verde y exuberante que contrasta con el paisaje estéril circundante. Aunque Payeng confiesa que no ha estado solo en su proyecto, pues la Madre Naturaleza le ha echado una mano.
“Plantas uno o dos árboles, y estos arrojan semillas. Una vez que empiezan a hacerlo, el viento sabe cómo plantarlos, los pájaros de aquí saben cómo sembrarlos, lo mismo con las vacas, los elefantes e incluso el río Brahmaputra”, dice.
El “hombre del bosque de la India”.
La hazaña de Payeng era completamente desconocida por el mundo exterior. En 2008, un grupo de oficiales forestales que buscaba a una manada de elefantes problemáticos, ingresó a la región y quedó sorprendido al ver “un bosque tan grande y denso”.
Sin embargo, Jadav Payeng empezó a llamar la atención del mundo tras protagonizar en 2009 el trabajo de Jitu Kalita, un fotógrafo de naturaleza. “Hacía una incursión en bote sobre una parte estéril del Brahmaputra cuando divisé algo extraño”, recuerda Kalita, “se trataba de un bosque a la distancia… no podía creer lo que estaba viendo”.
Kalita publicó un artículo sobre el trabajo de Jadav Payeng en el río Brahmaputra y desde entonces surgió la leyenda del “hombre del bosque de la India”. En 2013, un cortometraje basado en la vida y obra de Payeng titulado “Forest Man” resultó un auténtico éxito en Cannes.
Poco después del reconocimiento el gobierno manifestó interés de forma oficial, y desde entonces Payeng ha sido reconocido por su país. En 2015, le otorgaron el Premio Padma Shri, uno de los reconocimientos civiles más importantes de la India.
Jadav Payeng todavía vive en Majuli y es común observarlo con grupos de turistas que frecuentan el área. Sigue protegiendo su bosque particular, al que refiere como “mi más grande hogar”.