Aunque cueste trabajo creerlo, existen muchas personas que, aunque amen a su pareja o disfruten mucho de su compañía, no se sienten aún con la confianza de compartir el sueño, no importa si es de forma cotidiana u ocasional. Si a ti te está pasando, no te preocupes, es común y estás en tu derecho de querer estar a solas.
Sin embargo, también es difícil decirle que no deseas que se quede después de una buena y apasionada sesión de sexo así que te damos algunos consejos que podrían serte útiles.
Dile la verdad
Tu cama es un espacio muy personal que merece ser respetado y aunque haya sido el escenario perfecto para otro tipo de acto íntimo, tienes derecho a pedirle que vaya a dormir a su casa y lo único que tienes que hacer es decirlo. Prueba con: "Espero con ansias el día que podamos dormir juntos, pero no creo que sea el momento aún" o "me encanta pasar el tiempo contigo, pero para dormir prefiero estar a solas".
Habla claro y sin miedos
Probablemente esta te parezca la opción más compleja, pero seguramente será la que mejor funcione. Así evitarás caer en enredos que después se presten a malentendidos.
Explícale las razones por las que no quieres que duerma a tu lado: comodidad, alguna manía que aún no deseas compartir, que roncas o te mueves demasiado... sea la causa que sea, tu pareja entenderá y en una de esas y resulta que también tienes algún secreto qué contarte.
Practica la empatía
Aunque ya dijimos que es tu derecho decidir en qué momento compartir la hora de entregarse a los brazos de morfeo, también toma en cuenta los factores externos. Por ejemplo: si es muy noche, será difícil y hasta riesgoso que tu pareja se vaya así que lo mejor sería terminar la cita más temprano. Lo mismo sucede si entre tu casa hay una gran distancia, el clima y los medios de transporte.
Si de plano se les hizo tarde, considera la opción de armar una camita cerca de la tuya para que estén juntos aunque no revueltos.
Recuerda que lo más importante en la pareja es la confianza y este tipo de cosas es lo que la construye.