Aunque no seas adepto de estilos musicales como el reggaetón, siempre corres el riesgo (por culpa del transporte público, de un vecino o de la radio) que una de estas canciones pegajosas termine impregnada en tu cerebro repitiéndose una y otra vez como si se tratara de un tormento eterno. Afortunadamente, la ciencia nos tiene algunos trucos prácticos para librarnos de estas canciones que no dejan de sonar en nuestra mente.
1 – Escúchala hasta el final.
“Para bailar La Bamba se necesita…” si alguna vez has escuchado esta popular canción, es muy probable que hayas terminado el estribillo en tu mente (o a los cuatro vientos). Y podría ser suficiente para que cantes la misma canción todo el santo día. Es algo que se conoce como efecto Zeigárnik. Y es que según la psicóloga Bliuma Zeigárnik nuestro cerebro es propenso a terminar todo aquello que le parece incompleto.
2 – Modifica el ritmo.
Intenta modificar el ritmo a una velocidad más rápida o mucho más lenta del que posee la canción pegajosa. Cuando se hace una modificación en el ritmo, la memoria musical es interrumpida y se rompe el ciclo automático de repetición mental. Aunque también funciona al revés, es por esto que cuando bailamos siguiendo el ritmo de la música nos resulta más fácil fijarla en nuestra memoria.
3 – Busca una distracción.
Algo tan simple como llamar por teléfono a un amigo podría resultar de mucha ayuda, y es que las actividades banales nos exigen poca atención permitiendo que nuestra mente divague convirtiéndonos en presa fácil de las canciones repetitivas. Cuando inicias una conversación, aunque sea por teléfono, debes concentrarte en lo que el interlocutor está diciendo mientras preparas tu respuesta. Dicho esfuerzo cognitivo podría resultar suficiente para expulsar ese molesto hit que te está atrofiando las neuronas.
4 – Recurre a la goma de mascar.
En el año 2015, una serie de experimentos prácticos en la Universidad de Reading, Reino Unido, encontró que los individuos que masticaban goma de mascar mientras escuchaban música tenían una menor probabilidad de quedarse con ella en la cabeza. Es más, el histórico chicle también tiene capacidad para poner fin a las repeticiones mentales una vez que ya han iniciado. Es una auténtica ironía que algo tan pegajoso como la goma de mascar resulte de tanta ayuda contra una canción pegajosa.
🎶🎶Quién te escribía a ti versos, dime niña quién era…
Quién te mandaba flores en primavera.
Y cada nueve de noviembre, como siempre sin tarjeta
Te mandaba un ramito de violetas 🎶🎶