domingo, 5 de abril de 2020

“Sentí que era un engaño completo”: Afroamericanos desconfían de EU en tema de coronavirus

Cuando el coronavirus fue declarado pandemia, Rahmell Peebles, un hombre de 30 años de raza negra que vive en Nueva York, no vio la necesidad de alarmarse.
“Sentí que era un engaño completo”, dijo Peebles, un escéptico de lo que escucha de los medios de comunicación. “Esto sucede cada dos o cuatro años. Tenemos un brote de una enfermedad que parece poner a todos en pánico”, agregó.
Peebles se encuentra entre casi 40 millones de estadounidenses negros que deciden minuto a minuto si confiar en el gobierno y la comunidad médica durante la pandemia de coronavirus. Los fracasos históricos en las respuestas del gobierno a desastres y emergencias, abuso médico, negligencia y explotación han llevado a generaciones de personas negras a desconfiar de las instituciones públicas.
“Me condicionaron para no confiar”, comenta Peebles, quien ahora obedece la orden de quedarse en casa y se mantiene alejado de los demás cuando sale.
Algunos llaman a este escepticismo el “Efecto Tuskegee”, generado luego de que se supo que en los años de 1930 el gobierno estadounidense realizó estudios médicos secretos con hombres negros en Alabama. Las personas negras de por sí sufren desproporcionadamente de enfermedades crónicas como diabetes y enfermedades cardíacas y son mucho más propensas estar sin seguro.
El legado de Tuskegee ha contribuido a contaminar la relación de la comunidad negra con la ciencia médica estadounidense. Un documento de 2016 encontró que las consecuencias incluyen la desconfianza hacia la medicina entre los hombres negros, junto con menos interacciones con los médicos y tasas de mortalidad más altas.
El número de casos confirmados de la enfermedad COVID-19 superaba el domingo los 1,2 millones a nivel mundial, con casi 67.000 decesos, de acuerdo con el conteo de la Universidad Johns Hopkins.
En la mayoría de la gente, el coronavirus causa síntomas leves o moderados, como fiebre y tos. Pero en algunos, sobre todo en adultos mayores y personas con enfermedades preexistentes, puede causar afecciones más graves como neumonía o incluso la muerte.