El 12 de abril de 1012, Jaromír, Duque de Bohemia, abandonaba el trono depuesto por el Duque Oldřich de Bohemia. Evidentemente, en aquella época simplemente deponer a un líder real no era suficiente, por lo que el Duque Oldřich ordenó que cegaran a Jaromír antes que el pobre desgraciado se exiliara en Polonia. Pero la historia no para aquí y se pone mucho peor.
Oldřich era hermano de Jaromír, y ambos fueron exiliados por el Duque Boleslao III (otro hermano) en el 1002. Algunos historiadores señalan que Jaromír se rebeló contra Boleslao III, y en venganza el Duque ordenó que lo castraran. Posteriormente, desterró a los dos hermanos y su madre.
Eventualmente, la naturaleza enrevesada de la realeza europea llevó a que Boleslao III fuera depuesto por su propio primo, Vladivoj, con el patrocinio del Duque Boleslao I “El valiente de Polonia”. Pon atención que esta historia es más intrincada y sórdida que un capítulo de Game of Thrones.
¿Fraternidad o poder?
Vladivoj gobernó aproximadamente un año antes que la muerte lo alcanzara, y en su lugar quedó Jaromír, que volvió a Bohemia para reclamar el trono con el respaldo de la nobleza local. Sin embargo, Boleslao I consideró que se trataba de una tontería, por lo que organizó una invasión a Bohemia para reinstalar a Boleslao III como Duque. Y cuando este último recuperó el poder, ordenó que mataran a muchos de los nobles bohemios que apoyaron el ascenso de Jaromír.
En este constante tira y afloja sobre quien reinaría como Duque se llegó el año 1012, fecha en que Jaromír reinaban y lo depuso su otro hermano, Oldřich, quien además de derrotarlo lo dejó ciego. Si no estás familiarizado con el “juego de tronos” que aconteció en Europa, probablemente deduzcas que Jaromír no se arriesgaría a que lo siguieran mutilando sus hermanos y simplemente se mantendría exiliado.
¡De ninguna forma! En 1033, Jaromír regresó para recuperar el ducado, deponiendo a Oldřich con el respaldo de Conrado II, emperador del Sacro Imperio Romano.
Jaromír sólo gobernó un año más pues fue nuevamente depuesto por Bretislaus I, el hijo de Oldřich, lo que permitió a este último gobernar una vez más en Bohemia. Para evitar otro golpe de estado, el Duque envió a Jaromír a la prisión, donde murió en 1035 o 1038, probablemente a manos del clan Vršovci. Curiosamente, el clan Vršovci fue diezmado por órdenes de Boleslao III, y esto provocó que la nobleza bohemia auspiciara el regreso de Jaromír. Sin embargo, se desconocen los motivos por los que el clan decidió matar a Jaromír.