Sabes absolutamente todo sobre tu cuerpo y la forma en que este funciona, ¿verdad? Es lo que a muchos nos gusta creer, pero la realidad es muy distinta. Ni siquiera el más eminente de los médicos es capaz de abarcar todas las peculiaridades de nuestro organismo. Hoy te presentamos una lista con algunos datos incómodos y sobre los que a muy pocos les gusta admitir su veracidad.
1 – No dejas de soltar flatulencias en el avión.
Básicamente, nuestro organismo es una máquina de gases. Se estima que un ser humano, en promedio, libera unas 10 flatulencias por día. Si tuviéramos la capacidad de reunir todo ese gas, tendríamos en volumen hasta un litro. Pero existe un sitio que saca a relucir este superpoder: un avión. Si vuelas frecuentemente, ya debes haber notado cierta molestia abdominal cuando estás en las alturas. Esto sucede porque se altera la presión del aire.
Las botellas de agua también suelen inflarse a altitud crucero y vuelven a “marchitarse” una vez que el avión aterriza. Este mismo proceso tiene lugar en tu estómago.
Por esta razón, los dispositivos de aire acondicionado de los aviones disponen de un potente filtro de carbón que tiene como objetivo atrapar toda esa pestilencia. Además, se estudia la posibilidad de cambiar el material de los asientos, para atacar el problema directamente desde la fuente.
Piensa en esto antes de almorzar un plato de frijoles con refresco cuando vayas a subir en un avión.
2 – Probablemente eres de los que se hurgan la nariz.
Esa manía de los niños por pasar todo el día con un dedo metido en la nariz no se va cuando crecemos, esto según una investigación. En 1995, dos investigadores en los Estados Unidos decidieron analizar este hábito entre la población adulta. Corroboraron que 91% de los 1,000 voluntarios se hurgaron la nariz al menos un par de veces al día. Dos de ellos estaban tan dedicados a este hábito socialmente inaceptable, que les estaba afectando la vida profesional.
Otros estudios concluyeron lo mismo. Uno de estos analizó el comportamiento de 200 adolescentes de una escuela en Bangalore, India, y atrapó a un 100% de la muestra limpiándose las fosas nasales con frecuencia.
Si estás leyendo esto mientras te metes un dedo en la nariz, debes saber que no estás solo en este mundo. Eso sí, límpiate el dedo antes de contaminar el mouse o teclado.
3 – Te atraen las personas con rostros parecidos al tuyo.
¿Recuerdas la historia de Narciso, el griego que se enamoró de su propio reflejo y terminó ahogándose? Todos somos como ese sujeto. Los investigadores ya observaron que tendemos a sentirnos atraídos por personas parecidas a nosotros. Es más, en la comunidad homosexual existe un fenómeno conocido como “twinning”, donde una pareja se forma con dos personas muy parecidas físicamente.
En 1999, un grupo de investigadores decidió analizar cómo funciona esta atracción por nosotros mismos. Solicitaron a hombres y mujeres que clasificaran rápidamente el nivel de atracción de los rostros que aparecían en una pantalla frente a ellos. Sin que lo supieran, uno de los rostros era el de ellos, con algunas alteraciones digitales para que pareciera del sexo opuesto.
Adivina lo que sucedió. Casi todos señalaron que su propio rostro era el más atractivo de todos.
4 – Disfrutas oliendo el sudor de tus amigos.
Cuando estamos con otras personas, de forma inconsciente las olfateamos en un intento por detectar sudor. Esto sucede por qué la transpiración porta sustancias químicas que muestran el motivo del sudor.
Podemos transpirar por miedo, estrés, dolor e incluso por nerviosismo frente a una persona amada. La composición del sudor cambia según el motivo, y los investigadores creen que los diversos olores ayudan en la comunicación verbal.
5 – Bebes vasos enteros de flemas todos los días.
Al mismo tiempo que encontramos cualquier fluido corporal ajeno completamente asqueroso, no parecen importarnos demasiado nuestras flemas. Cada día bebemos alrededor de un litro de moco. Sí, mocos.
El tracto respiratorio es el responsable de producir un litro de este fluido todos los días, y todo ese pegote tiene que parar en algún lugar. Al interior de nuestra nariz existen pequeños cilios que empujan el moco a la parte posterior de la garganta. Junto con esto viaja todo el polvo y microrganismos del aire, para que estos cuerpos extraños no alcancen el pulmón. Desde el fondo de la garganta nos tragamos ese moco.
6 – Tienes fantasías sexuales extrañas.
Una investigación del 2014 en Canadá requirió a 1,500 adultos para descubrir cuáles eran sus verdaderas fantasías sexuales – más allá de aquellas estereotipadas que la mayoría suele declarar, como las “rubias de pechos prominentes”.
El resultado fue por demás interesante: un 80% fantasearon con tener relaciones en un sitio diferente. Más de la mitad de las mujeres y dos de cada tres hombres fantasean con tener relaciones en público, mientras que más de la mitad de ambos géneros desean ser dominados. Quizá esto explique por qué libros como “Cincuenta sombras de Grey” tienen tanto éxito.
Casi dos terceras partes de los varones se entusiasmaron con la idea de ver a alguien desconocido quitándose la ropa sin saber que lo están observando. Casi la mitad de las mujeres admite emocionarse con la idea de tener relaciones con más de tres personas a la vez.
Pero tranquilos que todavía no llegamos al meollo del asunto. Casi un 45% de los hombres se ha imaginado en la cama con otros hombre, aunque solo un 3.6% se identificó como homosexual. Además, un 25% dijo sentir atracción por la idea de mostrar sus partes íntimas en un lugar público.
Por otro lado, 33% de las mujeres del estudio se mostraron atraídas por la idea de ser forzadas a tener sexo, y a un 41% le gustaría atar a alguien para sentir placer.
En resumen, muy probablemente un cúmulo de ideas sumamente extrañas ronden por tu cabeza, de la misma forma que sucede con la mayoría de personas a tu alrededor.
7 – Probablemente odias a algunos “amigos”.
Los estudios han mostrado que tener lazos sociales fuertes con personas más allá de la familia puede resultar mejor para la salud que dejar de fumar. Sin embargo, una cosa extraña sobre la humanidad es que también disfrutamos teniendo cerca a la persona que odiamos. Es decir, amamos odiar.
Se les conoce como “relaciones ambivalentes”. Según Julianne Holt-Lunstad, de la Universidad Bringham Young, en Utah, Estados Unidos, alrededor del 50% de nuestra red de contactos está conformada por personas que amamos y odiamos al mismo tiempo. “Es extraño encontrar una persona que no tenga al menos una relación ambivalente”, dice Julianne.
El problema es que la convivencia con estos “enemigos” acarrea problemas a nuestra salud, como el aumento en el nivel de estrés y la hipertensión.
8 – Seguramente te has comido las uñas.
Una investigación reveló que un 50% de los adolescentes se comen las uñas, y que la mayoría hemos tenido este hábito al menos durante un periodo de nuestra vida. En general, los niños y adolescentes tienden a presentar una mayor cantidad de comportamientos compulsivos que los adultos. Un estudio de la década del 90 encontró que 30% de los niños se comen las uñas.
Y el hábito puede ser contagioso. Los niños que conviven con adultos que hacen esto tienen más posibilidades de adquirir el hábito. Otros especialistas creen que los niños hacen esto cuando se dan cuenta que son muy grandes como para chuparse el dedo, y que aún no están listos para desechar esa sensación de confort que les produce tener algo en los labios.
9 – Duras menos en la cama de lo que te gustaría.
¿Cuál es tu tiempo ideal para una buena sesión de sexo? ¿Dos horas? ¿45 minutos? Este es el tiempo que a la mayoría de las personas les gustaría dedicar a la actividad, pero una rutina pesada y cuerpos sedentarios no permiten una maratón de este tipo. En promedio, el sexo dura apenas 15 minutos.
Y esto aplica tanto en parejas heterosexuales como homosexuales. Los investigadores siguieron el desempeño de 800 voluntarios y notaron que casi ninguno superó la marca de una hora, la mayoría solo se revolcó en la cama durante 15 minutos.
10 – Quizá un parásito te está controlando.
¿Cómo te sentirías si un día descubres que toda la vida no has estado al mando de tus decisiones? ¿Es algo poco probable, no? Piensa de nuevo. Un estudio sugiere que 33% de los seres humanos podemos tener un parásito que influencia nuestro estado de ánimo.
Los parásitos que controlan a sus huéspedes ya se conocen en el mundo animal, como el caso del gusano de crin, que hace que su huésped, la mantis religiosa, busque agua y se ahogue para que el parásito pueda salir.
Y esto mismo podría estar sucediendo con otros parásitos en los seres humanos. Un estudio de 2006 reveló que el Toxoplasma gondii puede alterar nuestra sensación de culpa y afecto – partes importantes de la personalidad de un individuo. Los ratones infectados mostraron una supresión del miedo.
El Toxoplasma gondii es unicelular y puede encontrarse en el suelo, carne en mal estado y heces de gatos. Pero tranquilos, no hay razones para creer que todo está perdido. El autor también sugirió que este parásito ayudó a formar la cultura humana a través de los siglos.