¿Te dice algo el nombre de Samuel Little? Aunque parece el mote de un personaje animado, el FBI sospecha que es uno de los asesinos seriales más prolíficos en la historia de los Estados Unidos. Little llegó a confesar su participación en 93 homicidios. Hasta ahora el FBI ha corroborado 50 casos, y existe evidencia suficiente para considerar ciertas sus declaraciones.
Si las confesiones de Samuel Little son auténticas, este sujeto ha reclamado más vidas incluso que el despiadado Gary Leon Ridgway, conocido como The Green River Killer, condenado por 49 homicidios en el estado de Washington y que ostenta, hasta la fecha, el récord de asesino serial con mayor número de condenas por homicidio en territorio estadounidense.
Historia de un monstruo entre las sombras.
En 2012, la policía de Louisville, Kentucky, arrestó a Samuel Little en un refugio para personas sin hogar por su participación en el asesinato de tres mujeres. Hasta que fue sentenciado en 2014, Little sostuvo que era inocente. Sin embargo, al poco tiempo confesaría una larga lista de crímenes.
Se trataba de alguien con un largo historial criminal. Hasta los 35 años, la policía lo arrestó más de veinte ocasiones en once estados del país por delitos que iban desde el asalto e intento de violación, hasta los fraudes y ataque contra funcionarios del gobierno. Las autoridades sospechan que Little inició su carrera de asesino desde 1975.
Samuel Little nació el 7 de junio de 1940 en Reynolds, Georgia. Según su propio testimonio, su madre se ganaba la vida en la prostitución. Buena parte de su infancia la pasó en Ohio, y alguna vez lo recluyeron en un centro de detención juvenil por allanamiento de morada.
Esta información sobre la infancia y juventud de Little proviene de sus propios testimonios. Supuestamente trabajó como asistente en una ambulancia, fue sepulturero y aprendió boxeo en las múltiples ocasiones que cayó en prisión. De hecho, mencionó que algún tiempo se dedicó a la lucha libre amateur. Sin embargo, lo relevante para las autoridades es que, desde 1970 y hasta principios de la década de 2000, Samuel Little asesinó mujeres por todo el territorio estadounidense.
Las aterradoras confesiones de Samuel Little.
James Holland, un ranger de Texas, logró que Samuel Little revelara su lado oscuro. Durante múltiples interrogatorios que se extendieron por más de 700 horas al interior de la cárcel, Little llegó a confesar su participación en 93 homicidios. El FBI ha corroborado 50 de estos relatos, pero considera que todos son lo suficientemente precisos como para sospechar que dijo la verdad.
Durante estos interrogatorios, Little proporcionó retratos hablados de sus víctimas con múltiples detalles, mismos que coincidían con los que el FBI había buscado durante décadas. Gracias a las confesiones del asesino, los agentes pudieron cerrar decenas de casos e informar a los familiares el trágico destino de las víctimas.
En aquellos largos interrogatorios un personaje macabro y sombrío salió a la luz. Desde 1970 hasta su arresto en 2012, Little recorrió el país buscando mujeres vulnerables a las que estrangulaba hasta la muerte, una tras otra, de costa a costa. “¿En dónde asesinaste más?”, preguntó a Little el ranger de Texas. “Florida y California”. Cuando Holland cuestionó la cantidad de víctimas en Los Angeles, Little respondió: “aproximadamente veinte”.
Memoria criminal.
Hasta ahora, el asesino serial carga una condena por 8 asesinatos. Aunque son menos víctimas de las 49 que se le imputaron a Gary Ridgway, Little admitió haber quitado la vida a 93 personas, y existen pruebas sólidas de que no está mintiendo.
“Nada de lo que dijo se ha demostrado como verdadero o falso”, señaló Holland respecto a las numerosas confesiones de Little. “Aunque hemos logrado demostrar casi todo lo que mencionó”.
En aquellas largas conversaciones con Little, Holland se percató de que el asesino estaba completamente lúcido y gozaba de una memoria casi fotográfica. Después de todos estos años, es lo único que explicaría por qué guarda tantos detalles sobre todas esas víctimas. “Básicamente tomó una fotografía en su mente de lo que vio cuando las abandonó”, mencionó Holland sobre la extraña memoria de Little.
Justicia para las víctimas.
Por ahora, Little se encuentra recluido en una prisión de Lancaster, California, donde cumple varias cadenas perpetuas. Desde que ingresó a prisión se le han imputado cinco condenas adicionales por asesinato, y probablemente esta cantidad siga aumentando. El equipo de detectives y los fiscales han aprovechado al máximo la colaboración de Little, trabajando arduamente para identificar la mayor cantidad de víctimas posibles.
Con 79 años a cuestas y serios problemas de salud, la justicia reclama acciones decisivas a los investigadores. Aunque el asesino ya esté tras las rejas, el FBI considera necesario buscar justicia para cada una de las víctimas y cerrar el mayor número de casos posibles.
A medida que la salud y memoria de Little se desvanecen, la posibilidad de cerrar todos los casos que ha confesado se reduce. Sin embargo, los detectives siguen trabajando con el convicto, solicitando que labore más bocetos y revele detalles sobre sus crímenes para cerrar esos casos adicionales que han mantenido abiertos durante décadas.
La maldición del asesino.
Las confesiones de Little sugieren que el criminal se toma sus acciones a la ligera, y revelan muy poco sobre el verdadero motivo. “Dios me trajo a la Tierra para hacer lo que hice”, llegó a decirle a un detective. “Él me hizo”.
“No creo que existe otra persona que haya hecho lo que me gusta hacer”, comentó Little sobre sus crímenes. “Creo que soy único en el mundo. Y no lo considero un honor. Es una maldición”. Las víctimas de este asesino serial eran casi exclusivamente mujeres vulnerables: vagabundas, fugitivas, prostitutas y, en general, mujeres que la sociedad ignora con demasiada frecuencia y que Little creyó también los detectives terminarían ignorando.
Para conseguir las confesiones que ayudaron a cerrar tantos casos, Holland actuó de forma poco ortodoxa. En primera instancia convenció a los fiscales de Texas de renunciar a cualquier posibilidad de aplicar la pena capital al convicto, y en la sala de interrogaciones ofreció a Little pizza y Dr. Pepper.
Cuando le preguntó porque tratar tan bien a un asesino en serie, Holland respondió que buscaba un bien mayor para su trabajo. “Dije que podíamos tener un caso [resuelto] o 93 casos”, comentó Holland.
Sin embargo, cuando le preguntaron por qué Little terminó confesando pese a que se mantuvo firme sobre su inocencia durante tanto tiempo, Holland suspiró y ofreció una explicación más simple: “Quizá sólo le caí bien a Sammy”.