La taxidermia, nombre con el que se conoce a la disciplina que permite disecar animales para conservarlos con apariencia de vivos, involucra sofisticados procesos donde sólo se aprovecha la piel del animal. Los taxidermistas utilizan el cuero para “forrar” maniquíes de poliuretano, similares a los que observas en la vitrina de cualquier boutique. Sin embargo, en el pasado las cosas eran muy diferentes.
El primer paso consistía en abrir al animal para retirar todas las vísceras, generalmente sustituidas por paja, algodón o yute. El uso de maniquíes de poliuretano empezó a generalizarse en la década de 1950, y el recurso se mantuvo por dos grandes ventajas: es más resistente al ataque de insectos y permite trazar una anatomía idéntica a la del animal. En esencia, los animales taxidermizados duran por siempre. Incluso con las técnicas más rudimentarias, hoy tenemos especies disecadas de hasta 300 años de antigüedad.
A continuación, te presentamos el proceso general de disecado y taxidermización de un jaguar, el félido más grande de América.
Una guía para la eternidad.
Idealmente, la disección de un animal debe realizarse en las 24 horas que preceden a la muerte. Tras este periodo, la carne empieza a descomponerse.
1. Primero se debe elaborar en yeso una máscara mortuoria del animal. Con esto tenemos una imagen tridimensional del rostro y una copia fiel de sus facciones, lo que permitirá representar hasta el más mínimo detalle en el trabajo final.
2. A continuación, valiéndose de una cinta métrica, el taxidermista toma las medidas principales del animal. En la lista se incluye la circunferencia del abdomen, la longitud total de la nariz a la cola, el largo de la cabeza, la distancia de la nariz a los ojos, entre otras.
3. Valiéndose de estructuras de alambres y otros apoyos, el animal es congelado en la posición en que será disecado. Cuando finalmente se endurece en la postura correcta, llega el momento de hacer una copia del cuerpo en yeso.
4. Partiendo de este molde de yeso, se elabora otro molde de resina. Es este último el que se utilizará para fabricar el maniquí de poliuretano. Si es necesario, el taxidermista esculpe a mano los detalles finales en la pieza, que será revestida con la piel.
5. Simultáneamente a la fabricación del maniquí, se retira la única parte aprovechable del animal: la piel. Huesos y órganos se desechan. Una vez que retiran el cuero, lo curten en baños ácidos que eliminan resquicios de mugre o grasa, evitando así que se descomponga.
6. A continuación debe retirarse una fina membrana interna pegada a la piel: el endodermo. Hecho esto, el cuero se baña con un producto químico que lo preserva proporcionándole brillo y flexibilidad.
7. Los ojos, nariz, lengua, boca y la cola son piezas falsas. Los globos oculares se fabrican con vidrio, la cola con poliuretano flexible y el poliestireno se ocupa para representar las orejas, nariz y lengua. Todas estas prótesis se fijan al maniquí antes de forrarlo con la piel.
8. El paso final es vestir al maniquí de poliuretano con la piel del animal. Queda firmemente adherida a la estructura con un pegamento especial, y después se cose. Las suturas se hacen en puntos ocultos al espectador, como la parte inferior del abdomen, para que el animal parezca lo más real posible.