A diferencia de lo que sucede con otros animales, donde la hembra perece una vez que su periodo de fertilidad llega a término, las orcas viven mucho más allá del nacimiento de sus crías. Según los antropólogos, las abuelas viven más tiempo para transmitir los genes en presencia de sus nietos. Es un fenómeno sociológico denominado “el efecto abuela” donde, generalmente, la abuela asume la responsabilidad por cuidar y alimentar a los niños tras la menopausia.
Cuando una orca joven crece bajo el cuidado de su abuela, sus posibilidades de supervivencia aumentan. Si consideramos que las hembras de orca son infértiles casi la mitad de sus vidas, la razón tras este comportamiento es muy simple. Las orcas abuelas poseen un profundo conocimiento sobre la ecología de su hábitat, y esto las convierte en líderes naturales. Según Daniel Franks, autor principal del estudio, son las abuelas quienes se encargan de obtener comida para las crías de sus hijas.
Para dicho estudio se consideraron grupos de orcas que viven en la costa de la Columbia Británica y el estado de Washington. Tras analizar los datos censados en el transcurso de cuatro décadas, concluyeron que los nietos de las orcas tienen vidas cortas una vez que la abuela muere.
El salmón real es uno de los alimentos favoritos de las orcas, y durante el periodo de escasez muchos nietos terminan muriendo. La orca hembra deja de procrear a los 45 años de edad, y mientras la abuela alimenta a los nietos, la hija se dedica a cazar
Entre más anciana sea la ballena, más probable es que adopte al grupo local. Después que atraviesan la menopausia, las orcas están listas para transmitir los genes al interactuar con las crías. El vínculo entre orcas hembras es realmente fuerte y fascinante.