Si tu organismo logra neutralizar el virus mientras afecta la garganta, la enfermedad será leve. Sin embargo, las cosas pueden complicarse cuando el patógeno llega a los pulmones. Así se manifiesta la Covid-19: sintomatología leve en la mayoría de los casos, aunque puede ser realmente agresiva para una minoría. Es lo que reveló un nuevo informe divulgado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde analizaron los primeros 56,000 casos de enfermos en China.
Mecanismo de acción del SARS-cov-2.
Para entender las razones, primero se debe analizar el mecanismo de propagación del coronavirus. Cuando el SARS-cov-2 ingresa a nuestro organismo por las vías respiratorias, mediante pequeñas gotas de saliva generalmente transportadas en las manos, se topa con una serie de células listas para la infección. Sin embargo, como sucede con otros patógenos invasores, el virus no puede entrar en todo lo que se le pone enfrente. Requiere de una entrada específica.
El arma secreta de los coronavirus son las proteínas spike. De hecho, son estas las que proporcionan el nombre al grupo pues parecen protuberancias puntiagudas rodeando la envoltura viral, resultando en ese formato de “corona”.
Las proteínas spike están adaptadas para vincularse a receptores específicos de nuestro organismo. Así, cuando los virus ingresan busca en estas “grietas” en nuestras células. Hablando específicamente del SARS-cov-2, se sabe que puede ligarse a una proteína denominada ACE2, presente en diversos tejidos de nuestro organismo, incluida nariz y boca. Como el coronavirus accede a nuestro cuerpo precisamente por estas vías, no debe buscar demasiado para aprovecharse de sus víctimas.
Apenas localiza receptores ACE2, las spike del virus se unen a la proteína y hacen que la célula lo “abrace”. Es entonces cuando el virus empieza la fiesta transformando las células infectadas en fábricas de ARN viral y proteínas. Cuando otros virus idénticos se crean a partir de este proceso, salen de la célula buscando otra en un ciclo que se repite una y otra vez.
Respuesta inmunológica.
En poco tiempo los virus aniquilan las células del tejido, una por una. Pero, el organismo ya ha detectado esta invasión y está preparando un despliegue de defensas: el sistema inmunológico, que será responsable por intentar librarse del invasor.
Como en toda gran guerra, las grandes batallas pueden acarrear consecuencias negativas. En un intento por llevar más células de defensa al frente de batalla, el organismo aumenta la circulación sanguínea y de otros líquidos en el lugar generando un proceso inflamatorio.
Cuando los coronavirus se ubican al comienzo del tracto respiratorio, es decir, en tu nariz o garganta, aparecerán síntomas leves. En primer lugar se experimenta fiebre, un aumento de la temperatura en el cuerpo que eleva el metabolismo y tiene como objetivo «freír» a los invasores. Después, la tos es un reflejo de nuestro cuerpo que intenta expulsar los cúmulos de virus al exterior, a través de la saliva. También pueden aparecer otros síntomas menores, como dolor de garganta y cabeza. Así cursan los síntomas de la mayoría de enfermos con Covid-19 (el 80%), y terminan curándose en pocas semanas.
Infecciones graves.
El gran problema surge cuando el virus sigue avanzando y alcanza los pulmones. En este lugar aparece un síntoma todavía más grave: la dificultad para respirar. Esto se presentan por una combinación de factores: el virus empieza a matar, literalmente, los tejidos del órgano y el cuerpo responde con un proceso inflamatorio para deshacerse del invasor, pero termina atacando todo lo que encuentra en el camino, incluso las células saludables del pulmón.
Si la situación empeora, el cuadro puede evolucionar a una neumonía grave. Y esto puede resultar fatal. Aunque, debemos aclarar, no se trata de una sentencia de muerte: en esta etapa el sistema inmunológico todavía puede combatir el virus en el pulmón y curar la enfermedad.
Estimaciones de casos graves.
En parte este mecanismo ayuda a entender porque los ancianos son más susceptibles a desarrollar cuadros graves de Covid-19. La mortalidad entre los individuos con más de 80 años alcanza casi el 15%. Por otro lado, ese porcentaje sólo es del 0.2% en personas cuya edad oscila entre 10 y 39 años, según las estimaciones de los primeros 72 mil casos en China. Esto sugiere que un sistema inmunológico joven y fuerte siempre logra combatir la infección antes de que pueda alcanzar los pulmones.
El informe también especifica que sólo 1 de cada 7 pacientes manifiesta dificultad respiratoria como síntoma, y sólo el 6% de los casos encajan en la categoría de crítico. Sin embargo, advierte que la evolución clínica de un caso puede evolucionar rápidamente de leve a severo, y ese punto de inflexión es precisamente la llegada del virus a los pulmones.
El estudio estima que entre el 10 y 15% de los casos leves evolucionan a severos. De estos, entre el 15 y 20% empeoran hasta ser clasificados como críticos, cuando los pulmones resultado severamente afectados. En resumen, es imprescindible cuidarse.