Ante la pandemia del nuevo coronavirus que afecta a numerosos países del planeta, los gobiernos del mundo buscan implementar medidas extraordinarias para “aplanar la curva” de crecimiento en el número de casos registrados de Covid-19. Una de estas medidas contempla el llamado distanciamiento social: la suspensión de actividades académicas, cierre de establecimientos y cancelación de eventos que impliquen aglomeraciones sociales. Pero, ¿en qué consiste eso de “aplanar la curva” y porqué salir menos de casa ayuda a prevenir los contagios?
La propagación del virus.
Para asimilar bien esta cuestión, primero se debe comprender la forma en que este nuevo coronavirus se está diseminando. Los especialistas convergen en que el patógeno que provoca la Covid-19 se disemina por aire y por contacto, como sucede con la gripe común.
Esto quiere decir que la cercanía con una persona enferma aumenta las posibilidades de infección pues, además de mantenerse en el aire, estos microorganismos logran sobrevivir hasta 72 horas en diversas superficies. Entonces, si tenemos contacto con estos lugares contaminados y después llevamos la mano a la boca, nariz u ojos podemos causar una infección.
La facilidad con que esta enfermedad se transmite hace que el número de casos en algunos países se duplique cada tres días. Por eso, las recomendaciones de los especialistas hacen énfasis en el lavado de manos y evitar el contacto con las personas que ya estén infectadas.
El distanciamiento social.
El distanciamiento social es la principal medida que busca contener la propagación del virus. En esencia se trata de cerrar establecimientos, como tiendas y restaurantes, y cancelar todos aquellos eventos que contemplen concentraciones masivas de público, como festivales, espectáculos y juegos de fútbol. La medida también implica evitar el saludo de mano y mantener una distancia mínima de dos metros entre una persona y otra.
Incluso Nueva York, la ciudad que nunca duerme, ha cerrado teatros temporalmente y cancelado convenciones. Desde el viernes, Estados Unidos ha suspendido los vuelos provenientes de Europa y cancelado clases en prácticamente todo el territorio. Como sugieren los expertos, la suma de estas pequeñas acciones individuales ayudan (mucho) a reducir la posibilidad de contagio. En primer lugar, porque resulta imposible aislar a todos los infectados, y en segundo porque la medida nos obliga a guardar una sana distancia de aquellos que están infectados y no lo saben. Algunos estudios sugieren que el período de incubación de este virus puede extenderse hasta 5 días, antes de que aparezcan los primeros síntomas.
Como lo explica el investigador Drew Harris, de la Universidad Thomas Jefferson, se controla el deseo de las personas de asistir a eventos públicos cancelándolos. Reducir la posibilidad de encuentro contribuye al distanciamiento social.
La medida se ha mostrado exitosa en el combate a la pandemia en Corea del Sur, según el profesor Javier Valls Prieto, de la Universidad de Granada, en España. Prieto señala que tras aplicar más de 200 mil pruebas para Covid-19 y la implementación de distanciamiento social, el número de personas afectadas cayó de 813 el 29 de febrero a 114 para el 12 de marzo.
Aplanando la curva.
El término “aplanar la curva” se popularizó tras una publicación de la revista The Economist, que recogió una publicación de Drew Harris en sus redes sociales. Se trata de una gráfica que muestra el número de casos de Covid-19 en función del tiempo. Alterar dicha relación es precisamente lo que se busca con el distanciamiento social.
La curva en rojo representa el acentuado incremento en el número de casos que pueden suscitarse si no se toman medidas preventivas. Mientras tanto, la curva azul “aplanada” corresponde a casos de Covid-19 esparcidos en el tiempo, un escenario ideal para evitar que colapse el sistema de salud.
Los profesionales de la salud argumentan que, si bien es cierto que aplicando estas medidas la pandemia tarda más en desaparecer, los beneficios son incalculables. Además de reducir el número de contagios, en este escenario los pacientes reciben un mejor tratamiento, lo que contribuye a disminuir la agresividad de la enfermedad y el número de muertos.
“Se puede ver al sistema de salud como un vagón del metro, [la curva en rojo] es la hora pico: todos quiere subirse al tren al mismo tiempo, y las personas empiezan a amontonarse en la puerta”, explica en una analogía Drew Harris. “El vagón no tiene espacio suficiente para llevarlos a todos, para acomodarlos a todos. Es un sistema sobrecargado. Simplemente no puede hacer frente a la situación, y los usuarios terminan sin recibir el servicio que necesitan”.
Casos de ejemplo.
Italia, el país con mayor número de infectados y muertos después de China, es un claro ejemplo de “curva roja”. Entre el 31 de enero y el 9 de marzo, los casos de Covid-19 se dispararon de 3 a más de 9,000. Y es que las autoridades demoraron en implementar las medidas de contención como el distanciamiento social, lo que generó un gran aumento en el número de enfermos que el país no puede tratar correctamente.
Por otro lado, en Japón encontramos un claro ejemplo de “curva aplanada”. Como los japoneses cancelaron eventos, suspendieron clases y cerraron comercios a tiempo, el número de casos paso de 1 el 16 de enero a 480 para el 9 de marzo. Anthony Fauci, el director del National Institute of Allergy and Infectious Diseases, señala que “aplanar la curva” es la única forma en que podemos interferir con el flujo natural de la pandemia.