Un grupo de investigación en la Universidad Estatal de Oregón, concluyó que el vínculo entre gatos y dueños es parecido al que los niños sienten por sus padres. Los gatos son animales sumamente independientes. Además de mantener una higiene por su cuenta, no solicitan demasiada atención y buena parte del tiempo exhiben un comportamiento de hartazgo. De cierta forma, esto los hace ver como animales indiferentes hacia sus dueños, sobre todo al compararlos con los perros.
Pero, aquellas personas que cuidan y aman a sus gatos saben sobremanera que se trata de animales incomprendidos. Y la ciencia respalda esta afirmación a través de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Oregón, en Estados Unidos. La pesquisa demuestra que los gatos desarrollan un apego emocional extremadamente fuerte hacia su cuidador, tan grande como el que puede observarse en perros e incluso niños.
El experimento del apego.
El estudio, publicado en la revista Current Biology, señala que las investigaciones científicas han subestimado la importancia de la mecánica social en la vida de los gatos. Para determinar la importancia de estas relaciones, decidieron enfocarse en los niveles de «apego» de los gatos desarrollan hacia sus dueños.
En el estudio, el grupo de investigación aplicó con gatos una prueba que generalmente se reservaba a perros y bebés. Se trató de un experimento dividido en tres etapas: en un primer momento, el gato pasó un par de minutos en una habitación desconocida junto a su cuidador. Después, el animal quedó completamente solo en la misma sala otros dos minutos. Al final, el cuidador regresó para estar otros dos minutos con el gato.
Como se mencionó antes, el experimento se ha reproducido con bebés humanos, bebés macacos y cachorros. El objetivo es observar las reacciones de los animales ante la ausencia de aquellos humanos con los que más se relacionan (los padres o, tratándose de una mascota, los «dueños»), partiendo de un encuentro tras un breve tiempo de ausencia.
En las dos primeras etapas del experimento se observó un comportamiento esperado, sobre todo porque los gatos presentaron las mismas reacciones: se mantuvieron junto a sus dueños los dos primeros minutos, y cuando quedaron solos mostraron cierta curiosidad y extrañeza por el entorno. Sin embargo, la tercera etapa resultó reveladora.
La íntima relación entre los gatos y sus dueños.
«En esencia, los gatos reaccionaron de tres formas distintas. Varios ‘saludaron’ a los dueños y continuaron explorando el entorno con mucha más tranquilidad que en la segunda etapa. Los gatos más inseguros dejaron de explorar la habitación y se aferraron a sus dueños, mientras otros evitaron al dueño cuando regresó». Dos de cada tres gatos exhibieron el primer comportamiento, lo que reveló una disminución del estrés en el animal ante la presencia del dueño.
Es la misma proporción que se observa cuando la prueba es aplicada a perros y bebés. Por eso, es completamente seguro decir que los gatos sienten tanto apego por sus dueños como los perros, e incluso los niños pequeños. Lo mejor es que esta relación de apego hacía el dueño se mantiene durante toda la vida del animal.