Más allá del “viaje” que produce la marihuana en los consumidores jóvenes, entre los efectos más comunes figura la disminución de la atención y perdida de la memoria. Sin embargo, en los consumidores de la tercera edad produce un efecto opuesto impulsando ambos, aunque solo por cortos periodos de tiempo.
Potenciando la atención y memoria con THC.
Los ratones quedaron divididos en tres grupos: ancianos, jóvenes y de mediana edad. Además, se puso a prueba la capacidad de aprendizaje y memoria en cada uno de estos animales mediante la resolución de pequeños laberintos. Analizaron el tiempo que tomaba cada ratón en encontrar el camino correcto, así como el tiempo que demoraban en comprender que se encontraban en una vía recorrida con antelación.
A continuación, suministraron dosis equivalentes de THC durante cuatro semanas a los ratones de cada grupo. Era una cantidad ínfima de la sustancia, tan pequeña que ni siquiera desencadenaba los efectos psicoactivos característicos. Pese a esto, el desempeño de los ratones jóvenes en los laberintos se fue al suelo.
Las observaciones fueron consistentes con los efectos descritos en seres humanos jóvenes, donde la memoria a corto plazo se ve perjudicada por el consumo de marihuana, una condición totalmente reversible una vez que se suspende su consumo.
Sin embargo, la sorpresa la dio el grupo de los ratones ancianos. En este caso en particular, las dosis bajas de THC se tradujeron en una considerable mejoría cognitiva, potenciando memoria y atención permitiéndoles obtener los mejores resultados durante las pruebas. Se trata de una mejoría considerable pues cuando se contrastaron estos resultados con los del grupo de control, ratones jóvenes a los que no se suministró la sustancia, se encontró que eran prácticamente iguales.
Detener el declino cognitivo del cerebro.
En otras palabras, el THC “rejuveneció” la capacidad cognitiva de los ratones ancianos. Y han propuesto una teoría del porqué:
El sistema endocannabinoide, presente en el cerebro de todos los mamíferos, se encarga de procesar algunas sustancias producidas por el organismo, mismas que son limitadas por las moléculas de THC generando este efecto en el cerebro. Los experimentos con ratones genéticamente modificados para que presenten problemas en el sistema endocannabinoide, demostraron que estos animales envejecen más rápido y manifiestan problemas cognitivos a una edad temprana.
Esto quiere decir que, incluso en personas saludables, este sistema se va deteriorando a medida que envejecemos. Y, probablemente, las dosis bajas de THC podrían ayudar a equilibrar este desgaste, impidiendo que la atención y memoria declinen con la edad. Irónicamente, el mismo mecanismo explica lo que sucede en el cerebro de los jóvenes: como su sistema endocannabinoide funciona a la perfección, cuando se añaden estímulos de más se termina desequilibrando por el exceso.
Los investigadores de la Universidad de Bonn confirmaron los resultados del experimento en múltiples ocasiones, por lo que el siguiente paso es realizar algo parecido en humanos. Sin embargo, por muy prometedora que parezca esta noticia advierten que el THC empleado para la investigación está muy por debajo de la cantidad presente en un cigarro de marihuana. Por lo que no te quieras pasar de listo intentando dar “acción turbo” a la memoria de los abuelos.