El trasplante de material fecal para restaurar la flora intestinal como método auxiliar para ayudar al intestino a recuperarse de ciertas infecciones es una técnica cada vez más socorrida. Mientras algunas investigaciones confirman la eficacia del método para tratar una amplia variedad de padecimientos y condiciones, otros estudios procuran afinar la técnica para hacerla todavía mejor. Y así como existen los donantes universales de sangre, también hay una clase escatológica de héroes para la medicina: los súper donantes de excrementos.
Pero, para tratar otros padecimientos más específicos, como la colitis ulcerosa que genera una inflamación grave del tracto intestinal, el porcentaje de éxito en los trasplantes es muy variable.
Los súper defecadores.
En Nueva Zelanda, investigadores de la Universidad de Auckland llevaron a cabo una extensa investigación sobre los resultados de estos trasplantes fecales para comprender los motivos de tal discrepancia. En uno de los casos referidos, la popó de un “súper defecador” mostró el doble de eficiencia en aquellos receptores que padecían colitis ulcerosa. Esto se debe, según los científicos, a quelas heces de un súper donante suelen presentar una mayor diversidad microbiana.
Sin embargo, poseer excrementos con una exuberante fauna microbiana no es suficiente para proclamarse súper defecador. De hecho, ciertas enfermedades tienen un tratamiento más óptimo cuando hay presencia de ciertas bacterias que producen elementos químicos específicos. Además, otros estudios apuntan a que ciertos virus presentes en la materia fecal trasplantada podrían ayudar en la resolución de ciertos padecimientos.
“Creemos que los súper donantes varían dependiendo de la condición que se desea tratar”, dice Justin O’Sullivan, uno de los responsables del estudio.
Trasplantar heces fecales no es tan sencillo como parece, pues intervienen factores como la respuesta inmunológica y la compatibilidad, sin mencionar el estado del microbioma estomacal del receptor, que solo depende de la dieta. Y esto sólo es el principio. El trasplante de heces fecales tiene muchos matices, y los expertos están convencidos de que no existe una “caca milagrosa” capaz de curar cualquier padecimiento. Todo apunta a que se necesitan estrategias personalizadas, donde se elijan las heces indicadas para las necesidades de cada paciente.