El placer sexual y las infinitas posibilidades para disfrutarlo, es algo que frecuentemente ocupa nuestros pensamientos; siempre estamos imaginando nuevas posibilidades para disfrutar ya sea a solas o en pareja, pero hay una práctica que probablemente no se te ha pasado por la cabeza: las cosquillas.
Sí, suena un tanto extraño, pero la verdad es que las cosquillas es algo muy inocente pero al ponerlo en un contexto sexual, puede convertirse en una verdadera escalera al éxtasis.
Además, la ciencia asegura que las cosquillas podrían acabar con la eyaculación precoz
Para que te animes a probar estar simple y deliciosa práctica, te contamos un poco más sobre las cosquillas:
Estupendas aliadas para empezar. Las cosquillas son un preludio increíble pues además de ser una forma sutil para comenzar el contacto, pueden tomarse como un coqueteo juguetón o una insinuación. Pero además, las risas y la cercanía física generan endorfinas, lo que hace aumentar el deseo sexual y relajarse.
No es para todos. Aunque suene delicioso, no a todas las personas les encantan las cosquillas, hay quienes no pueden soportarlo pues es una sensación difícil de controlar así que lo mejor es preguntar y observar la reacción de la pareja además de aplicar el siguiente punto.
Ir de menos a más. Si es tu primera vez con las cosquillas, lo mejor es comenzar con sensaciones ligeras, por ejemplo un tacto suave cono los dedos en algunas partes sensibles del cuerpo o soplar sobre las zonas más erógenas de tu pareja.
Incluso si ya lo has hecho antes, lo mejor, igual que en la mayoría de las artes amatorias, es recomendable que empieces poco a poco para ir generando expectativa y excitación.
Abrir paso a los besos. Una técnica que es infalible es ir haciendo cosquillas en distintas partes de cuerpo y luego esos mismo lugares, besarlos suave o apasionadamente. El cambio de textura, temperatura y contacto será un gran regalo a la piel que generará cada vez más deseo.
Explorar zonas nuevas. Las costillas están muy lejos de ser la parte más sexy para hacer cosquillas; explora el cuerpo de tu pareja haciéndole reír y disfrutar; prueba en sus hombros, espalda, rodillas, rostro, manos, etc., etc.
Usar el cuerpo. A partir de ahora, mira a tu cuerpo como una máquina perfecta para hacer cosquillas, pues para la tarea no sólo sirven tus dedos, podrías usar los pies, la lengua, las uñas, el cabello... hasta las pestañas.
Busca instrumentos aliados. Una vez que ya aprendiste como usar el cuerpo o mientras lo descubres, puedes experimentar también con juguetes. En las sexshops hay de todo tipo y para todos los gustos, pero también podrías probar con cosas que tienes en casa. Por ejemplo: una pluma, un cordón, un hielo... usa la imaginación.