En San José de Tiznados, estado Guárico, vino al mundo el 21 de septiembre de 1773, Matea Bolívar, hija y nieta de esclavizados. Allí tenía como asiento el hato El Totumo, propiedad de don Juan Vicente de Bolívar y Ponte, uno de los hombres más ricos y poderosos de las colonias del imperio español, padre de Simón Bolívar.
Al igual que el resto de personas esclavizadas, Matea adquirió el apellido de su amo. Al nacer Simón Bolívar, el 24 de julio de 1783, su mamá sufría de tuberculosis, razón de peso para que Matea, con tan sólo 10 años de edad, tomara la responsabilidad de cuidar al recién nacido. Tras la muerte de sus padres Simón Bolívar llamaba en ocasiones «Mamá Matea» a la mujer esclavizada. Después de que Bolívar le otorga la libertad en 1821, Matea decidió vivir con María Antonia, hermana del Libertador. Le sobrevino la muerte el 29 de marzo de 1886, a los 113 años de edad.
La independencia de Venezuela debe dar las gracias a Matea, la mujer olvidada que crió a Simon Bolívar. Y reconocer que su historia también se basa en la esclavitud.
Nota Cortesía de Monita
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