La llamada “anemia espacial” representa un serio problema para los viajes espaciales largos, como el que busca la colonización de Marte. Hasta hace unas décadas, cada ser humano vivió y murió bajo la influencia de la gravedad terrestre. Un viaje espacial conlleva grandes obstáculos técnicos, y en los últimos años aprendimos mucho sobre el estrés al que es sometido el cuerpo humano en estas condiciones. Pero, todavía nos queda mucho por descubrir.
Anemia espacial.
En un reciente estudio conducido por la Agencia Espacial Canadiense (CSA), señalan que la gravedad cero puede influir negativamente en la sangre de los exploradores espaciales. Una situación que complicaría las misiones espaciales tripuladas de larga duración. Durante mucho tiempo, los expertos consideraron que la anemia espacial no representaba mayor inconveniente. De hecho, la NASA alguna vez la refirió como una enfermedad de dos semanas.
Pero, un esquipo de investigadores dirigido por Guy Trudel, de la Universidad de Ottawa, aseguran que es mucho más grave. Para la medicina (terrestre), la anemia se presenta como un déficit en la capacidad de la sangre para transportar oxígeno. Casi siempre tiene que ver con la pérdida de glóbulos rojos o alguna irregularidad en la producción de hemoglobina. Sin embargo, en los astronautas la anemia aparece por una acelerada destrucción de las células sanguíneas. Un fenómeno que atribuyen al intercambio de fluidos a medida que el organismo experimenta la ausencia de gravedad.
En una persona sana, el remplazo y destrucción de los glóbulos rojos es de aproximadamente dos millones por segundo. Pero, según los investigadores de la CSA, en el espacio el cuerpo humano destruye y/o remplaza hasta 3 millones de glóbulos rojos por segundo. Probablemente el organismo termine compensando el déficit. Sin embargo, todos los datos sobre la anemia espacial provienen de misiones cortas.
Y como todavía no poseemos tecnología para crear micro gravedad en el espacio, esa pérdida de sangre extra podría resultar grave si el cuerpo no la repone. Para llegar a esta conclusión, en la CSA emplearon datos de las misiones realizadas en la ISS durante los años 2000, alcanzando una duración máxima de seis meses. Un viaje a Marte ida y vuelta tomaría más de un año. Según el estudio de la CSA, los niveles de glóbulos rojos en los astronautas de la ISS no volvieron a la normalidad tras regresar a la Tierra.
Viaje a Marte.
La corta duración de las misiones espaciales podría explicar que sepamos tan poco de la anemia espacial. Según los autores del estudio, el padecimiento es un “efecto primario del viaje al espacio”. Una situación que complicaría la meta de la NASA, quien busca enviar humanos a Marte en 2030. O del CEO de SpaceX, Elon Musk, que se aventuró a decir que iría al planeta rojo en 2025. No es algo tan descabellado, principalmente por las mejoras que presenta la tecnología de cohetes en los últimos años. Pero, mantener vivos a los exploradores espaciales en Marte es un asunto completamente diferente. Tanto, que algunos consideran el canibalismo espacial.
Una vez establecida, la anemia provoca dificultad para respirar, cansancio, arritmias cardiacas y más. Quizá los síntomas resulten mínimos cuando se está en gravedad cero, pero bajo lo influencia de la gravedad los astronautas podrían tener serias dificultades para completar sus tareas. Ahora, Trudel y compañía buscan formas de tratar la anemia espacial. Además, analizan los efectos de la inmovilidad en pacientes hospitalizados, encontrando varios aspectos en común en la forma que surge la anemia. Sospechan que podría existir una causa común que podría evitarse tanto en los hospitales como en el espacio.
Cortesia de Don Ramon
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