El cerebro humano promedio pesa alrededor de 1400 gramos y mide 14 cm de largo por 13 cm de ancho. Es un órgano pequeño, pero tan increíblemente complejo que oculta los mayores misterios de nuestra especie. Se sabe que el cerebro nunca deja de funcionar, ni siquiera cuando dormimos. Gracias a este órgano los latidos de nuestro corazón y la respiración siguen su marcha. De hecho, mientras dormimos clasifica la memoria quedándose con aquello realmente importante y desechando el resto.
El cerebro es tu centinela del sueño.
Como si todo este trabajo no fuera suficiente, un nuevo estudio sugiere que durante el sueño nuestro cerebro monitorea el ambiente en busca de situaciones que representen un peligro. “Cuando una voz desconocida te habla mientras duermes, el cerebro activa una alarma”, señala Manuel Schabus, neurocientífico cognitivo de la Universidad de Salzburgo, en Austria.
Schabus y su equipo constataron la existencia de esta alarma en 17 voluntarios. El primer día, los participantes durmieron en el laboratorio sin ningún tipo de intervención para que se acostumbraran al ambiente. Posteriormente, los científicos registraron sus ondas cerebrales mediante una polisomnografía. También vigilaron su ritmo cardíaco, cadencia respiratoria, niveles de oxígeno y movimientos.
“Expusimos a los voluntarios a audios de sus propios nombres y dos nombres desconocidos. Dichos nombres fueron mencionados por una voz familiar y otra desconocida”, detalla el neurocientífico cognitivo Mohamed Ameen, coautor del estudio. “Los voluntarios expuestos a voces desconocidas en un tono suave manifestaron una mayor respuesta que los no expuestos. Entre las reacciones se observaron micro despertares, algunos segundos de actividad cerebral semejante a la vigilia. Desconocemos la función de estos micro despertares”, añadió.
Tanto las voces familiares como las desconocidas promovían patrones de ondas cerebrales denominados complejos K. Pero, solo los voluntarios que escuchaban voces desconocidas manifestaron cambios significativos en la actividad cerebral asociada al procesamiento sensorial. Para los investigadores, esto significa que los complejos K intervienen para que la persona no despierte ante una perturbación inofensiva.
“Los complejos K puede ser un mecanismo clave que moldea nuestra forma de dormir, asistiendo al cerebro respecto a si debe o no despertarnos. Lo consideramos un mecanismo inteligente que tamiza todo aquello que es relevante. Y cuando detecta algo importante, desencadena procesos para facilitar el procesamiento de esta información sin tener que interrumpir el sueño”, explica Schabus.
El cerebro aprende mientras duermes.
“Estos hallazgos sugieren que nuestro cerebro dormido capta información sensorial relevante para procesamiento posterior “, señala Ameed. Los resultados concuerdan con otros estudios donde se concluyó que el procesamiento sensorial de nuestro ambiente se mantiene incluso cuando perdemos la conciencia. En ese lapso, el cerebro ejecuta este proceso a través de un “modo centinela”.
“En los resultados las voces desconocidas resultaron más relevantes. Desde una perspectiva evolutiva, las más amenazantes. En consecuencia, para una persona dormida estas voces desconocidas resultan más interesantes que las voces familiares”, dicen los científicos. De hecho, observaron que la respuesta a voces familiares no cambió tras la repetición posterior del sueño, aunque las voces desconocidas sí.
En otras palabras, nuestro cerebro no solo procesa información, sino que también aprende durante el sueño. Probablemente así es como decide que un ruido, aunque desconocido, no representa una amenaza. Esto podría explicar por qué a algunas personas les resulta tan complicado dormir en ambientes nuevos al principio. Y es que al comienzo el cerebro requiere de mayor tiempo para asimilar los nuevos sonidos y discernir entre aquellos que representan una amenaza y los que no.
Cortesia del maromero de los blogs
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