El grounding es una práctica relativamente nueva. Los adeptos de la tendencia atribuyen su éxito en la vida a un mayor contacto con la naturaleza. Supuestamente, también facilita una conexión con los electrones provenientes del centro de la Tierra. Por extraño que parezca, en redes sociales no dejan de surgir influencers que aparecen caminando descalzos, generalmente en ambientes naturales.
La tendencia del grounding.
La tendencia busca una “reconexión” con la Tierra, y el calzado está demás al fungir como una barrera entre el cuerpo y el planeta. Además, los que practican grounding afirman que los zapatos suelen estar llenos de sustancias dañinas. Quienes tienen fe en el poder de esta práctica se guían por una curiosa premisa: los humanos nos desconectamos de una fuente de electrones proveniente del núcleo terrestre. Algunos incluso lo interpretan como si se tratara de un circuito eléctrico.
Entonces, el contacto entre el suelo y la piel humana tendría la capacidad de restablecer el organismo. Al final, mejoraría tanto la salud mental como el sistema inmunológico. También denominada earthing, la práctica asume diversas formas, como aquella donde se promueve el contacto con el agua. Una técnica que ya se utiliza incluso en terapias.
Aunque el tema apareció recientemente en redes sociales, el concepto es centenario. Por ejemplo, en el siglo XIX personajes como James Graham ya promocionaban los baños de tierra. Incluso existe un estudio científico que abordó el tema, pese a la ausencia de información confiable. Y siendo honestos, los supuestos beneficios que resultan del grounding jamás se han comprobado.
Evidencia científica.
Aunque se afirman mejorías para las personas que sufren de inflamación crónica, o beneficios en la salud cardiovascular y mental, la evidencia es poco concluyente. Los estudios disponibles se desarrollaron sobre muestras limitadas, y las conclusiones surgieron de información proporcionada por los mismos participantes.
En 2015, una publicación sugirió que el grounding era capaz de reducir el dolor modificando el conteo de los glóbulos blancos. En la investigación también señalaron que la alteración se atribuye a la recepción de electrones provenientes del suelo. Pero, jamás identificaron y mucho menos detallaron el mecanismo. Durante la revisión por pares, solicitaron una investigación profunda basada en auténtica evidencia científica. Entonces, cuando los promotores del grounding señalan que están respaldados por evidencia científica, es una verdad a medias.
Los detractores de la tendencia se enfocan en la parte de los electrones. Y consideran que cualquier mejoría percibida podría corresponder a un efecto placebo. Mientras no aparezca evidencia sólida donde se detalle el éxito del grounding partiendo del mecanismo de los electrones, lo más probable es que los influencers sigan capitalizando la tendencia. Así que lo mejor es acostumbrarnos a observar esos “momentos de reconexión” en Internet con individuos descalzos recibiendo electrones de la Tierra. Finalmente, no hay que confundir la hipótesis del grounding con los beneficios anatómicos atribuidos al hábito de andar descalzos.
Cortesia del padre Ramon
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