domingo, 20 de febrero de 2022

CHEVALLIER D'EON

 


   Al hablar de Charles de Beaumont se suele decir de él que fue uno de los primeros travestis socialmente reconocidos de la historia. 

 Todos los que lo conocían estaban convencidos de que era un hombre, aunque tenía rasgos femeninos y se vestía indistintamente con ropas de ambos sexos. 

Dependiendo de la ropa que llevara se hacía llamar Chevalier d’Éon o Mademoiselle Beaumont, por lo que durante mucho tiempo se llegó a especular con la posibilidad de que efectivamente fuera una mujer. 

O tal vez incluso un hermafrodita. La ambigüedad sexual está presente en este personaje desde su nacimiento, momento en que fue bautizado como «Carlos Genoveva Luis Augusta Andrés Timotea», es decir, con tres nombres masculinos y tres femeninos.

Charles  d'Eon de Beaumont fue un distinguido diplomático, soldado y masón francés que vivió sus primeros 49 años como una dama.

Popularmente conocido como Chevalier d’Eon, nació en Tonnere, Francia, en el seno de una familia noble, en 1728. Tras graduarse en la escuela parisina de Mazarin, en 1749, empezó a trabajar como secretario en la Hacienda pública.

En 1756, d’Eon se empleó como espía las órdenes de Luis XV y llevó a cabo misiones importantes en Rusia e Inglaterra, a veces disfrazado de mujer.

 Se unió a la red secreta de espías llamada "Le Secret du roi", que trabajó para el rey Luis XV. 

Su primera misión ocurre en 1755 cuando el rey lo envía a Rusia para que contacte con la zarina Isabel Petrovna y fingiendo ser una cortesana acercará diplomáticamente a Rusia y Francia.

 El príncipe Conti tiene la idea de enviarlo disfrazado de mujer, portando documentos falsos a nombre de Lía de Beaumont, a la corte de San Petersburgo donde se presenta como una joven hermosa. 

Lía de Beaumont se hace amiga de la zarina y se gana su favor, actuando como su lectora personal. Su intimidad con la zarina hace surgir los primeros rumores y dudas sobre su verdadero género.

 En múltiples oportunidades volverá a Rusia en otras misiones. Lleva a cabo otras misiones en toda Europa al servicio de Luis XV. En muchas de ellas interpreta hombres y otras hace de mujer. Su exitosa carrera le permitió recibir la cruz de San Luis por su dirección de la tropa en combate, pues sirvió en la Guerra de los Siete años como capitán de dragones.

Enviado en 1762 como secretario de la embajada en Londres dio inicio a una nueva vida donde sin ningún motivo aparece vestido de hombre o de mujer y actúa como tales, creando rumores y unas apuestas sobre el sexo del espía francés que llegan a sumar 300.000 libras esterlinas en 1771.

 En este periodo recibe también la visita del famoso aventurero Giacomo Casanova que se convence de que es una mujer.

 En 1774 recibe la visita del dramaturgo Beaumarchais, como emisario del rey, quien le obliga a confesar su sexo. En una declaración firmada declara ser femenino y es constatado por algunos médicos.

 Las apuestas se pagaron. A la edad de 46 años se le retira del servicio activo y se le obliga a actuar como mujer, continúa viviendo en Londres como "Mademoiselle de Eón".

 Ese mismo año muere el monarca Luis XV, siendo sucedido por su nieto el delfín Luis XVI, a quien acude "el caballero de Eón" en 1777 con el uniforme de capitán de la legión de honor y suplica su reincorporación al servicio, pero el nuevo rey y sus ministros Maurepas y el conde de Vergennes no le permiten la reincorporación ni el uso de personalidad masculina.

Las razones de esta determinación son desconocidas aún.

Su sexualidad, sin embargo, es un enigma algo más complejo. Todos los que lo conocían estaban convencidos de que era un hombre, aunque tenía rasgos femeninos y se vestía indistintamente con ropas de ambos sexos.

En sus memorias “La vie militaire, politique et priveé de Madmoiselle d’Eon” cuenta que nació como una mujer, pero que su padre le obligó a pasarse por un hombre para poder heredar.

Murió en Londres el 21 de mayo de 1810 a la edad de 81 años.

 Los médicos que documentaron su deceso al examinar el cuerpo descubrieron que era un hombre, 15 testigos más lo certificarón así dejando uno de los más grandes enigmas de la historia.





Nota cortesía de La mamá de Escoria 



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