El hurto de arena de playa en la isla de Cerdeña continúa imparable.
Autoridades italianas han implementado diversas estrategias para disuadir a los turistas de tan vil comportamiento. A diario, los puestos de control tanto en aeropuertos como puertos de la isla detectan personas intentando llevarse como “recuerdo” arena de las playas.
En los destinos de playa es común observar carteles con la leyenda “leave nothing but footprints”. Es un intento de las autoridades locales para crear conciencia entre los visitantes sobre la basura que dejan en las costas. Esta clase de hábitos resultan particularmente dañinos para los ecosistemas en los litorales. Sin embargo, parece que ya es hora de agregar un par de oraciones más a esos carteles. Pues entre los turistas también existe el hábito de “llevar”.
Robo de arena de playa en Cerdeña, Italia.
Uno de los comportamientos más nefastos presentes entre el turismo de Cerdeña es la extracción de arena de playa. Muchos turistas almacenan el material en botellas de plástico y las llevan a sus destinos de origen. Allí la utilizan como objeto decorativo, en acuarios domésticos e incluso la venden en Internet.
En la localidad de Cabras, un pueblo sardo con 32 kilómetros de playas doradas, la alcaldesa Andrea Abis externó su preocupación en una entrevista para The Guardian. Relató el reciente caso de un matrimonio visto por otro bañista mientras rellenaban una botella de plástico con arena de playa. El observador hizo su parte y denunció a la policía.
Cuando los agentes llegaron, la pareja negó la acusación mientras ocultaba la botella repleta de arena bajo las toallas. En el acto, la policía les impuso una multa de 1,000 euros. Parecerá irrisorio, pero no les fue tan mal, pues las multas por robar arena de playa en Cerdeña oscilan entre los 500 y 3,000 euros.
Multas.
Estas multas se aplican desde 2017, fecha desde la que surgieron casos excepcionales donde las personas terminaron en prisión. Sin embargo, cada año siguen desapareciendo toneladas de arena de las playas. La mayor parte termina regada por el mundo. Y es que, según las autoridades, los principales infractores son turistas que no resisten el deseo de llevarse un recuerdo de sus idílicas vacaciones. Aunque, cada vez son más las personas que venden la arena por internet.
En el norte de Europa se concentra la mayoría de turistas que infringen la ley. Son grupos que recorren en caravana diversas playas de la región, y en cada sitio recogen arena en botellas de plástico.
Venta en línea de arena de playa de Cerdeña.
Uno de los episodios más mediáticos sucedió en 2019. Cuando a una pareja oriunda de Francia le confiscaron 40 kg de arena almacenados en 14 botellas plásticas. Autoridades locales encontraron el cuerpo del delito al interior de un automóvil mientras la pareja se disponía a abordar un ferry con dirección a Francia. Carlo Lazzari, miembro de la policía local, señaló que “la pareja quería arena real de Cerdeña para decorar su acuario. Es el caso más impactante hasta la fecha”.
Lazzari pertenece a una unidad especial encargada de vigilar puertos y aeropuertos en la isla. A este sujeto ya no le resulta extraño decomisar arena contrabandeada entre el equipaje de los turistas. Además, la unidad también busca en internet anuncios de ventas ilegales. “Hay un mercado en línea dedicado a esto y la demanda de arena de Cerdeña es alta. La mayoría de los compradores se dedican al coleccionismo”, señala Lazzari.
Pese a las numerosas multas emitidas en años pasados, las autoridades creen que los turistas suelen desconocer el motivo real de la infracción. Así, simplemente pagan la multa para evitar mayores problemas con la justicia. Mediante campañas informativas divulgadas por redes sociales, televisión y radio local, las autoridades buscan alertar a la población y turistas sobre el flagelo que produce este hábito al ecosistema de Cerdeña.
Impacto ambiental.
La isla también destina recursos al pago de vigilantes y carteles que advierten sobre las consecuencias legales y ecológicas de la extracción de arena. “Nuestra intención no es asustar al turista, que se considera un recurso valioso para Cerdeña, pero debemos advertirle”, explica Lazzari. “Por encima de todo está la protección a nuestro medio ambiente”, señala.
Los ambientalistas en Italia llevan años advirtiendo sobre la remoción de arenas en las playas. Temen que resulte en la disminución de las zonas de arena, especialmente en la península de Sinis, donde abundan guijarros de cuarzo blanco y rosado producto de una larguísima erosión de las rocas. “Solemos referirla como arena fósil pues, desde una perspectiva ecológica, los granos no pueden reproducirse. Y cada grano que perdemos no puede reemplazarse”, señala Abis.
En 2015 surgió “Cerdeña robada y saqueada”, un grupo de voluntarios dedicados a denunciar públicamente los incidentes relacionados con el hurto de arena. Estas personas, la mayoría empleados de aeropuertos y puertos en la isla, acuden cada invierno a devolver los granos de arena a las playas donde los extrajeron. Franco Murro, líder del grupo, asegura que “es un trabajo gratificante, pues hacemos algo por el medio ambiente”.
El caso de la isla Bundelli.
Bundelli, una isla desierta ubicada al norte de la costa de Cerdeña, se hizo famosa por la playa Spiaggia Rosa. Se robaban tanta arena de ese lugar, que las autoridades prohibieron la visita de turistas en la década de 1980. Eventualmente, muchos sintieron remordimiento e intentaron devolver la arena robada. Algunos de esos botines hoy se encuentran en exhibición en el museo mineralógico de Caprera, una isla próxima a Budelli.
Pese a todo ese arrepentimiento y los intentos por restituir la arena, algunos voluntarios consideran que sus esfuerzos son “en vano”. Abis también comparte esa frustración de los ambientalistas: “cada vez que se llevan un poco de arena, siento que le roban una parte al futuro de mis hijos. La gente se está llevando algo que no se puede devolver”, finaliza.
Cortesia del Ojos de Sapo milamores
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