La historia de María Orsic es enigmáticamente atrapante, impregnada de un halo de misterio y ocultismo, el cual ha rodeado al nazismo desde su creación, apogeo y caída.
María Orsic o también conocida como María Orschitsch, fue una célebre médium alemana que se convirtió en fundadora y líder de la llamada Sociedad Vril.
Primeros años de Maria Orsic
María nació en la ciudad de Viena, Austria, un 31 de octubre del año 1895. Su padre era un inmigrante Croata, oriundo de la localidad de Zagreb y su madre en cambio era Vienesa.
Todo transcurría de forma normal en la vida de María, hasta que un día de principios de febrero del año 1917, un hecho marco para siempre su vida y quizás su destino
El primer contacto de María Orsic, con seres de otro mundo fue muy breve. Según afirmaciones de María que realizara luego a su padre, una figura esbelta, lumínica de aproximadamente dos metros de altura yacía delante de ella y se comunicaba telepáticamente. Sin mediar ningún sonido, podía escuchar claramente sus palabras.
El mensaje había sido preciso:
—María, somos extraterrestres de Aldebarán, un sistema solar ubicado a 65 millones de años de luz de vuestro planeta, en la constelación de Tauro, frente al cumulo estelar Híades.
A la mañana siguiente de ocurrido el contacto, María sentía un impulso irrefrenable de escribir. Tomo varias hojas en blanco de un cajón y comenzó a escribir. No podía entender lo que estaba escribiendo ni los bocetos y gráficos que dibujaba. Sólo escribía sin parar.
Los escritos estaban rodeados por decenas de ilustraciones, bocetos de máquinas volantes, alas circulares, fórmulas químicas, números, gráficos y un centenar de medidas.
Al terminar el trance, había escrito decenas de manuscritos que contenían una gran cantidad de simbología inexplicable.
Indicaciones Precisas
Después de varios transes iniciales, los contactos se hicieron mucho más espaciosos, hasta casi desaparecer. Pero sorpresivamente, después de varios meses sin ningún tipo de episodio, ellos hicieron contacto nuevamente. Esta vez, no hubo anotaciones ni mensajes en idiomas desconocidos. El mensaje era conciso y claro:
—Contacta a Traute, Sigrun, Gudrun y Heike. Ellas estarán esperándote en Berlín
Traute, Sigrun, Gudrun y Heike y la Sociedad Vril
Es así que María, se muda a Berlín, integrándose a la sociedad secreta llamada Thule. Thule era un país situado por los geógrafos grecorromanos en el más lejano norte, territorio asimilado a Escandinavia. Fue allí donde conoció a otras mujeres que tenían los mismos episodios mediúmnicos que le ocurrían a ella.
Junto a Traute, Sigrun, Gudrun y Heike, formaron un nuevo grupo de médiums y videntes llamado Alldeutsche Gesellschaft fur Metaphysik, que era el nombre oficial de la sociedad Vril. Maria Orsic fue nombrada líder de la sociedad Vril y sus compañeras, miembros fundadores.
Las mujeres del Vril lucían muy particular para la moda de la época. Tenían el cabello extremadamente largo, contrario a lo que dictaba la moda y el régimen imperante en Alemania. El cabello de María era rubio platinado; en cambio, el de Traute, castaño almendra. Sus melenas llegaban a los tobillos y según las integrantes de la Sociedad Vril, sus largas melenas actuaban como una especie de “antena cósmica”, mediante la cual seres de otros mundos hacían contacto.
Este tipo de peinado se convirtió, luego, en el sello distintivo de todas las mujeres que integraron la sociedad Vril, hasta 1945.
Los miembros de la flamante Sociedad Vril tuvieron reuniones con representantes de la sociedad Thule, los DHVSS (Die Herren Vom Schwarzen Stein), sigla que reúne a los hombres de la Piedra Negra. Las bellas mujeres del Vril usaban su tiempo y sus encantos para platicar con personalidades destacadas y figuras líderes de Alemania.
Es así, que María, tuvo el agrado de conocer al profesor Schumann, quien sería el impulsor de su gran proyecto.
El martes 16 de septiembre del año 1919, por la tarde, la dama fundadora del Vril compartió un café con el profesor. En dicha reunión, tuvo la oportunidad de contarle al doctor sobre sus videncias y compartirle algunos datos técnicos que poseía sobre la construcción de una súper máquina volante. Una máquina que permitiría sobrepasar límites jamás pensados. Schumann dio un gran sorbo a su café, se acomodó la corbata con la mano derecha y preguntó:
—María, ¿tú tienes documentación de todo lo que me cuentas?
El viernes 19 de septiembre, tal como había prometido el doctor Schumann, tan sólo tres días antes, María volvió a compartir un café con él. Le entrego todos los bocetos y la documentación.
Los primeros prototipos
Para el verano de 1922, varios prototipos habían sido construidos. Cada uno consistía de un disco exterior de ocho metros de diámetro, con un segundo disco menor de seis metros de diámetro en su parte superior y un tercer disco de siete metros en su parte inferior. En su estado activo, los discos superior e inferior giraban en direcciones opuestas, construyendo un campo de rotación electromagnético: la llamada antigravedad.
Los informes de rendimiento de estos primeros discos voladores eran alentadores. Se experimentó con estos prototipos durante dos años y sirvieron de base a las naves posteriores, que llevarían el nombre de Vril.
Un contacto con el más allá
El destino y la ambición por avanzar con el proyecto llevaron a María a encontrarse en Múnich con Rudolf Hess. Rudolf Von Sebottendorft, fundador de la Sociedad Thule, los había presentado y le había pedido a María, como gran favor personal, que intentara ayudarlo en lo que pudiese.
Rudolf Hess quería hacer contacto con el espíritu de Dietrich Eckart, quien había fallecido de manera inesperada. Para Hess, era muy importante contactar a Eckart, político ideólogo alemán, célebre por su participación en los inicios del Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores. Además, también había sido miembro de la Thule Gesellschaft.
Todos los presentes se sentaron en torno a una mesa redonda, cubierta por una tela negra. La luz del lugar era muy tenue, casi en penumbras. Hess, Sebottendorft y María se tomaron de las manos e imploraron por la presencia de Eckart.
La médium comenzó a entrar en semitrance,
Para sorpresa de Hess, la voz de Eckart comenzó a surgir de la boca de María.
Entonces, ocurrió algo inesperado
Eckart le anunció a Hess que estaba siendo perseguido y atormentado por entidades que no podía definir.
La voz de Eckart desapareció para dar lugar a una inquietante y desagradable voz que se autoidentifico como “los Sumi, habitantes de un mundo lejano que órbita alrededor de la estrella Aldebarán en la constelación que vosotros llamáis Tauro, el Toro”. Ninguno pudo evitar mirar a los demás compañeros con los ojos como platos debido a lo sorprendente de lo que estaba sucediendo. Supuestamente, según la extraña voz, los Sumi eran una raza humanoide que habría colonizado la tierra 500 millones de años atrás. Las ruinas de Larsa, Shurrupak y Nippur en Iraq habrían sido construidas por ellos. Aquellos que sobrevivieron a la gran inundación de Ut-napishtim se habrían convertido en los ancestros de la raza aria. Sebottendorf, escéptico ante dicha información reclamó pruebas. Mientras Maria seguía en trance, garabateó una serie de líneas en las que podían verse algunos caracteres sumerios.
En diciembre de 1943, María asistió junto con Sigrun a un encuentro organizado por la Sociedad del Vril a la orilla del mar en Kolberg. Supuestamente, el principal objetivo de dicho encuentro era el de debatir el “Proyecto Aldebarán”. Las médiums de la Sociedad del Vril habrían recibido información telepática sobre planetas habitables alrededor de Aldebarán y planeaban viajar hasta allí. Al parecer, dicho proyecto se discutió de nuevo el 22 de enero de 1944 en un encuentro entre Hitler, Himmler, el Dr. W. Schumann (científico y profesor en la Universidad Técnica de Munich) y Kunkel de la Sociedad del Vril. Se decidió que un prototipo de Vril 7 “Jäger” (cazador en alemán) sería enviado a través de un supuesto canal dimensional ajeno a la velocidad de la luz en dirección Aldebarán. De acuerdo con el escritor N. Ratthofer, el primer test de vuelvo en dicho canal dimensional tuvo lugar a finales de 1944. El test casi acabó en una desgracia porque tras el vuelo, el Vril 7 parecía como si hubiera estado volando durante cientos de años, y no solo por su aspecto sino porque además presentaba daños en multitud de sus componentes.
A María Orsic se le pierde el rastro en 1945. El 11 de marzo de 1945 un supuesto documento interno de la Sociedad del Vril fue enviado a todos sus miembros; una carta escrita por María Orsic. La carta termina diciendo: “niemand bleibt hier” (no hay nadie aquí). Esta sería la última comunicación enviada por la Sociedad del Vril y desde entonces nadie volvió a saber nada sobre María Orsic ni ningún otro de sus miembros. Muchos siguen creyendo que huyeron a Aldebarán.
Cortesía de RICKY RUCKY
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