A inicios de semana el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) publicó uno de los informes más relevantes y completos de la última década.
Y las noticias son preocupantes, por decir lo menos. Observaron que la temperatura global promedio aumenta mucho más rápido de lo estimado. Además, los eventos climáticos extremos se hacen cada vez más frecuentes. El informe también revela que el incremento en el nivel del mar desaparecerá ciudades costeras. Y todo por culpa de los humanos, cuyas acciones son las principales responsables del grave cambio climático.
Para muchos, las previsiones a largo plazo sobre los efectos del cambio climático son argumentos tan trillados que optan por ignorarlos. La verdad es que los científicos frecuentemente realizan simulaciones para estimar el impacto de la acción humana y las posibles consecuencias al medio ambiente en el futuro.
Hace apenas unas semanas, una investigación de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, advirtió que toda Europa sufrirá un aumento sucesivo de tempestades a consecuencia del calentamiento global. Sin embargo, la investigación de del IPCC es muy superior en escala a cualquier otra investigación de su tipo.
Creado en 1988, este grupo científico sirve como herramienta para que la ONU evalúe aspectos relevantes del cambio climático y sugiera soluciones al problema. Los científicos que participan en su elaboración recolectan y revisan estudios individuales. Así como todo el conocimiento científico vinculado al tema. Por eso es que su publicación demora años.
El primer informe elaborado por el IPCC se presentó en 1990. Desde esa fecha se publicaron cuatro ediciones, donde la más reciente era la de 2014. En el estudio publicado el pasado 9 de agosto, se abordan las características científicas del cambio climático. A continuación, te presentamos un breve resumen de las más relevantes y preocupantes.
La temperatura aumentará 0.4 °C para el 2030.
El punto de inflexión en la crisis climática se produjo a comienzos del siglo XX. El calentamiento global se agravó gracias a la acelerada industrialización y la consecuente quema de combustibles fósiles. Desde 1850 la temperatura global promedio aumentó 1.09 °C, según el IPCC. Del total, sólo 0.02 °C pueden atribuirse al propio funcionamiento de la naturaleza. Los 1.07 °C restantes son responsabilidad de los humanos.
Para 2030, ese aumento en la temperatura debe llegar a los 1.5 °C. En 2018, el propio IPCC estimó que alcanzaríamos esa cifra récord hasta 2040. Lo peor es que ni siquiera se puede evitar. Incluso en el escenario más optimista, la estadística concluye que alcanzaremos esa cifra en la próxima década.
Sobre lo que sí podemos influir es en lo que sucederá después del 2030. Si hacemos hasta lo imposible para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, para 2080 o 2100 lograremos revertir el aumento en la temperatura global 0.1 °C. En otras palabras, al finalizar el siglo XXI el planeta estaría 1.4 °C más caliente de lo que estaba a inicios del siglo XX. En el peor escenario, la temperatura global promedio alcanzaría un incremento de 5.7 °C respecto a la era preindustrial.
Aumento en el nivel del mar para el 2300.
Una de las consecuencias más catastróficas, y la más divulgada por los medios, es el derretimiento de los casquetes polares. El cambio climático terminará por aumentar el nivel del mar y perjudicar la biodiversidad de los litorales. En los últimos años, el índice de elevación en el nivel del mar se triplicó. Entre 1901 y 1990, se tenía un promedio de 1.35 mm al año. Entre 2006 y 2018, ese promedio anual subió a 3.7 mm
Si la temperatura global promedio sobrepasa un incremento de 2 °C, el nivel del mar subirá más de medio metro al finalizar el siglo XXI. Para el 2300, se verán aumentos de hasta 2 metros. En el peor de los casos, alcanzaríamos esa terrible marca a finales de este siglo. Tristemente es una posibilidad latente.
Fenómenos extremos serán cada vez más comunes.
Si tienes más de 30 años, probablemente recuerdas un verano caliente particularmente insoportable. O una tormenta que desbordó ríos e inundó vastas regiones de tierra. Fenómenos excepcionales como estos, que sucedían cada dos décadas, serán cada vez más frecuentes.
El IPCC encontró que las olas de calor son cada vez más comunes en la mayor parte del mundo desde la década de 1950. Además, en las últimas cuatro décadas registraron un incremento inusual en el número de huracanes intensos. Si mantenemos ese incremento de 1.5 °C a lo largo del siglo XXI, los episodios de calor extremo que sucedían cada diez años sucederán cada dos. En el peor de los casos, suponiendo que el aumento de la temperatura alcance los 5.7 °C, las olas de calor sucederán cada año.
Aquellos rarísimos eventos de calor que se veían cada 50 años, también sucederán con mayor frecuencia e intensidad. El IPCC estimó que, en el mejor de los casos, serán 8.2 veces más frecuentes y 2 °C más calientes que los observados a principios del siglo XX. En el peor escenario, serán 39.2 veces más frecuentes y 5.3 °C más calientes.
Sobre advertencia no hay posibilidad de arrepentimiento.
Esta edición del informe publicado por el IPCC contó con la participación de más de 800 científicos. Es un documento con más de un millar de páginas destinado específicamente a los responsables de elaborar políticas públicas. Sin embargo, los investigadores tuvieron la bondad de resumir las principales conclusiones en apenas 39 páginas.
Los representantes científicos de los 195 estados miembros de las Organizaciones Unidas firmaron el documento. Además, se espera la publicación de otras dos partes el año que viene. Para los que siguen de cerca el tema del cambio climático, el informe del IPCC es una confirmación de la delicada situación en que se encuentra nuestro planeta.
António Guterres, secretario general de la ONU, no tuvo reparo en advertir que “este informe debe ser una señal de muerte para el carbón mineral y los combustibles fósiles”. La ciencia ha hecho su parte. No hay nada más que discutir sobre la influencia del hombre en el calentamiento global. El aspecto del cambio climático ahora atañe a la comunicación científica y responsabilidad humana.
Cortesia de Don Ramon
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