Por ilógico que pueda resultar para muchos, las tragedias y los desastres suelen sacar la mejor parte del ser humano. Y es que para muchos resulta imposible no conmoverse ante el sufrimiento y la adversidad ajena. Ya sea que se trate de apoyar a un compatriota o a una comunidad extranjera, la empatía de los seres humanos ante el desamparo de su raza suele sobreponerse a cualquier diferencia cultural. Pero hay casos excepcionales, de individuos que merecen todo nuestro reconocimiento y respeto.
Manos a la obra.
Huracán Katrina, Estados Unidos (2005).
Una estudiante de 17 años llamada Kristin Brandt, convocó a un grupo de 20 compañeros paraconstruir una casa modular y enviarla a una señora de 80 años que vivía en Mississippi. La construcción hizo un viaje de casi 2,000 kilómetros, desde Pensilvania hasta el Sur de los Estados Unidos. Desde que empezó la recaudación de dinero hasta la entrega pasaron 16 meses de duro trabajo.
Habla que yo traduzco.
Tsunami en Asia (2004).
Phanjohn O’Neill tenía 11 años cuando disfrutaba de unas vacaciones en Tailandia en diciembre de 2004. A pesar de su corta edad, el niño hizo frente al tsunami que devastó las costas del país. Dado que Phanjohn tiene ascendencia inglesa y tailandesa, el niño estuvo cuatro días en un hospital traduciendo lo que pacientes occidentales intentaban comunicarle a los médicos y viceversa. Su padre lo acompañó en los esfuerzos de ayuda a los damnificados.
Un pequeño documental.
Tsunami en Asia (2004)
Nakul Goel, un joven indio de apenas 14 años, decidió filmar las escenas de la devastación que trajo el tsunami con el objetivo de mostrárselas al mayor número de personas posible. Posteriormente, el trabajo del adolescente se transformó en un documental titulado Kudrat Ka Kahar (“Furia de la naturaleza”), de 20 minutos de duración, que se exhibió en los cines de toda India para recaudar fondos en beneficio de las víctimas.
Una buena acción y un beneficio para los oídos.
Huracán Katrina, Estados Unidos (2005).
Estudiantes del colegio McSherrystown recaudaron US$ 3,500 para las víctimas del huracán Katrina de una forma bastante simple: el irritante sencillo “MMMBop”, de la banda Hanson, pudo escucharse todo el día en los altavoces de la escuela hasta que se alcanzó la meta. Para lograrlo, cada alumno tuvo que aportar 5 dólares.
Pequeñas donaciones en línea.
Terremoto en Haití (2010).
Entre aportes gubernamentales e iniciativas de celebridades para ayudar a los haitianos, las acciones de un niño inglés de apenas 7 años se destacaron. Charlie Simpson salió con sus amigos en bicicleta para recaudar dinero y creó un sitio en Internet para hacer pequeñas donaciones. En total, recaudaron poco más de US$ 180 mil.
Dando aventones.
Erupción del volcán Eyjafjallajökull, Islandia (2010).
Las cenizas de este volcán islandés se esparcieron por toda Europa y provocaron la cancelación de cientos de vuelos, aislando a bastante gente. Fue entonces que un par de estudiantes suecos creó el sitio volcano help para ayudar a las personas a encontrar aventones y hospedajes rumbo a su destino.
Otras nobles acciones en momentos de desastre.
Una mujer estadounidense llamada Barbara Barr, de 89 años, cosió 200 ositos de estambre para enviar a los niños asiáticos afectados por el tsunami en 2004.
Un grupo de 60 estudiantes en Chicago pasó una semana ayudando a reconstruir las casas destruidas por el huracán Katrina en la Bahía de San Luis.
La institución del rapero haitiano Wyclef Jean recaudó, a través de Twitter, 1 millón de dólares en un solo día. En total sumaron 200,000 donaciones de US$5 cada una.