Durante casi 700 años, entre los siglos XIII y XX, la Casa de Habsburgo figuró entre las más poderosas e influyentes casas reales de Europa, gobernando países como España, Portugal y Austria. Los matrimonios entre familiares eran una práctica común, pues les permitían conservar el poder. Así, los gobernantes no se preocupaban por dividir sus dominios con otros pueblos.
La práctica incestuosa garantizó que los representantes de la Casa de Habsburgo gobernaban durante siglos. Sin embargo, el incesto también plasmó a los Habsburgo en la historia por otras razones: sus enormes mandíbulas. Así lo concluye una nueva investigación publicada en el periódico Annals of Human Biology, donde se afirma que las relaciones sexuales entre familiares promovieron los factores genéticos que resultaron en una deformidad genética denominada prognatismo mandibular.
Prognatismo mandibular.
Esta anomalía se caracteriza por la existencia de una mandíbula inferior extremadamente larga. En los individuos que padecen prognatismo mandibular, el labio inferior se encuentra considerablemente alejado del superior.
En la actualidad, la deformidad puede corregirse empleando dispositivos de ortodoncia o, en los casos más graves, la cirugía. Sin embargo, estas cosas no eran accesibles en aquella época. Por eso, en pinturas como la de Carlos II de España aparece la deformidad en su forma plena. Este representante de la Casa de Habsburgo gobernó España entre 1665 y 1700, y precisamente fue en quien enfocaron el estudio los investigadores.
Una decena de cirujanos faciales analizó 66 retratos de 15 miembros de la Casa de Habsburgo buscando indicios sobre la existencia de prognatismo mandibular. En un comunicado, los científicos explicaron que, pese a las diferencias en el estilo de los artistas, los retratos se caracterizan por un abordaje realista del rostro humano.
Así, el equipo identificó indicios de la deformidad en 11 miembros de la Casa de Habsburgo, siendo el labio inferior prominente la característica más perceptible. Además, los miembros de esta familia real se destacaban por la nariz prominente y barbilla poco desarrollada, indicios de que tal vez padecían otra condición denominada micrognatismo mandibular.
Mandíbula de Habsburgo.
Posteriormente, los investigadores trazaron un vínculo entre ambos padecimientos, llegando a la conclusión de que la deformidad conocida como «mandíbula de Habsburgo«, de hecho, se caracteriza por la presencia de ambos cuadros, que comparten una base genética común. Si bien los especialistas desconocen porque se manifiestan estas deformidades, creen que las relaciones incestuosas promovieron el desarrollo del cuadro.
“La dinastía Habsburgo figuró como una de las más influyentes en Europa, pero pasó a la historia por la consanguinidad, que la condujo a su eventual caída del poder. Por primera vez, demostramos que existe una evidente relación entre la consanguinidad y la apariencia en la mandíbula de los Habsburgo”, señala Roman Vilas, de la Universidad de Santiago de Compostela.
Pese a esto, los autores advierten que el estudio abarcó muy pocos individuos y solamente se basó en el análisis de las obras de arte. De esta forma, existe cierta probabilidad de que la «mandíbula de Habsburgo» no sea más que un conjunto de características físicas de esta familia real, y no el cuadro conocido como prognatismo mandibular.
Roman Vilas ve mucha importancia en el estudio de los Habsburgo, pues “la consanguinidad todavía es común en algunas regiones del mundo y entre algunos grupos religiosos y étnicos, por eso resulta vital investigar sus efectos en la actualidad”. Hoy, los Habsburgo funcionan como un laboratorio humano para estos investigadores, pues la endogamia entre sus miembros fue muy alta.