En la época del Japón feudal, la figura del samurái dominó aproximadamente siete siglos transformando a los guerreros en auténticas leyendas de esa cultura asiática. Antes que los nipones se integraran al mundo occidental, el país se dividía en varios estados feudales. Aunque existía la figura del emperador, el gobierno y control de cada ciudad-estado recaía en los daimyo, líderes que realmente controlaban al país.
Y bajo las órdenes de los daimyo se encontraban los samuráis, una clase de guerreros altamente disciplinada que procuraba los principios de trabajo duro, lealtad y respeto que se ven reflejados en la base social de los japoneses modernos. Pero, antes que todo, los samuráis eran peleadores excepcionales. Empleando un arsenal de armas que ridiculizaba a los caballeros medievales, el samurái figuró en la sociedad japonesa desde el siglo XII hasta la década de 1860.
Una vez que aclaramos la importancia histórica de estos individuos, contaremos algunas de las anécdotas más curiosas protagonizadas por samuráis. A través de estos relatos lograremos dimensionar el estilo de vida que moldeó el comportamiento de los japoneses actuales.
1 – Minamoto no Tametomo: uno de los arqueros más hábiles de la historia.
En múltiples historias se afirma que el samurái Minamoto no Tametomo nació con una deformidad en la que uno de sus brazos era varios centímetros más largo que el otro. Supuestamente, este problema genético le permitió ejecutar los tiros de flecha con arco más poderosos que cualquier otro guerrero en la historia. La leyenda dice que cuando se montaba sobre un caballo, era prácticamente imbatible.
En los siglos que se mantuvo activo, Minamoto no Tametomo se convirtió en una referencia de fuerza y destrucción entre los guerreros samurái. Entre sus múltiples hazañas, existe una leyenda donde se afirma que alguna vez hundió un barco del clan Taira con una sola flecha, dirigiendo el proyectil a una zona justo por debajo de la línea del agua.
En su viaje de regreso a Japón, Minamoto no Tametomo enfrentó fuerzas superiores y nunca se rindió. Jamás se dejó capturar y terminó muriendo por seppuku, una práctica suicida (también llamada harakiri) común entre los samuráis que la consideraban una muerte gloriosa, rehusando todo el tiempo a caer en manos enemigas.
2 – Miyamoto Musashi: el espadachín que inventó un estilo de batalla.
En 1595, Miyamoto Musashi asesinó a su primer oponente, un samurái de un pueblo vecino. Tenía apenas 13 años. Dice la leyenda que Musashi iba armado tan sólo con una espada de entrenamiento hecha de madera, pero eso le bastó para derrotar a su oponente en menos de un minuto. Lo arrojó al suelo y golpeó con tanta fuerza la garganta del samurái que, supuestamente, el joven murió ahogado en su propia sangre. Desde ese momento Musashi inició un extenso viaje por Japón buscando convertirse en el espadachín más grande de su tiempo, y lo consiguió.
Antes de alcanzar los 20 años de edad, había peleado tenazmente en múltiples batallas saliendo ileso de todos los combates. Posteriormente, inauguró la tradición de recorrer el país para buscar (y después asesinar) a todo aquel que se considerara un maestro de la espada. En múltiples duelos, Miyamoto Musashi destruyó a un famoso clan de espadachines de la familia Yoshioka. En esa misma época, el samurái empezó a empuñar dos espadas en los combates, una técnica completamente desconocida en el mundo del samurái.
Para 1613, Musashi se había forjado como un auténtico guerrero derrotando algunos de los más famosos duelistas en Japón. Sin embargo, terminó encontrándose con Sasaki Kojiro, uno de los oponentes más temibles en toda su carrera. A partir de ese momento, Musashi juró que sólo pelearía duelos a muerte.
Siguió acumulando victorias hasta 1645, cuando empezó a sentir que su fin estaba cerca. En lugar de sentarse a esperar la muerte, Musashi se aisló en una caverna donde escribió El libro de los cinco anillos, donde detalla con precisión el clásico juego de espadas en Japón. Una obra que sigue vigente casi 400 años después. Antes de morir, también escribió una guía sobre autosuficiencia llamada «Dokkodo«.
3 – Tomoe Gozen: la guerrera que coleccionaba cabezas.
En una profesión casi totalmente dominada por los hombres, Tomoe Gozen empezó a escribir su historia como concubina de uno de los más famosos daimyo en la historia: Minamoto no Yoshinaka. Tenía habilidades con el arco y flecha, aunque su especialidad era la espada larga. Tomoe Gozen empezó a ganar fama como guerrera tras pelear en una batalla frente al ejército de Yoshinaka.
Aunque el auge de su popularidad llegó en 1181, durante la batalla de Yokotagawara, cuando Tomoe Gozen reunió las cabezas de siete guerreros y las llevó a su casa. Además, en la batalla de Uchide no Hama, en 1184, lideró a 300 hombres en una batalla contra un ejército de 6 mil soldados enemigos.
4 – Date Masamune: el samurái tuerto que se transformó en un guerrero implacable.
Date Masamune nació en 1566 y enfermó de viruela cuando era muy pequeño. Según la leyenda, para evitar que la infección siguiera diseminándose por el cuerpo Masamune se arrancó el ojo derecho. Debido a esto lo apodarían “Dragón Tuerto”, un personaje que se consagró como líder en los campos batalla a la temprana edad de 14 años y llegó a liderar el clan Date a los 17 años.
Masamune era esa clase de persona con la que nadie quiere tener problemas. Pese a esto, como respuesta a una ofensiva en la que dirigía un frenesí de violaciones y saqueos, un señor de la guerra rival llamado Hatakeyama Yoshitsugo tomó como rehén al padre de Masamune. Fue un acto tan cobarde que llegó a utilizar al pobre viejo como escudo humano en el campo de batalla.
El padre de Masamune se las arregló para gritar a su hijo que atacara, aunque esto significara su propia muerte. Masamune dudaba al mismo tiempo que veía a Yoshitsugo degollar a su padre. Evidentemente, Masamune ordenó a su ejército un ataque impiadoso contra las fuerzas de Yoshitsugo. Una vez que Masamune capturó a su enemigo, lo torturó hasta la muerte y asesinó a toda su familia.