En 1900, la experiencia de los alemanes sugería que la modernidad traería un montón de inventos y mejoras a la vida cotidiana. Y, al observar estas ilustraciones, sería fácil suponer que salieron de la prodigiosa mente de algún científico o inventor. Sin embargo, la realidad es que fueron un tipo de publicidad elaborada por la fábrica de chocolates “Theodore Hildebrand”, surgida en Alemania.
El fundador, Theodore Hildebrand, abrió el negoció en 1817 en la región central de Berlín. En aquella época, Hildebrand poseía el único motor de la zona y su capacidad de producción le permitía comercializar chocolate a precios económicos.
Para 1900, la fábrica de chocolate de Hildebrand ya se había establecido a lo largo y ancho del territorio alemán, y fue entonces que decidieron elaborar una campaña publicitaria titulada “Alemania en el 2000”. Por aquella época llegaron a producir una docena de tarjetas con representaciones del futuro, donde Hildebrand se convertía en la fábrica de golosinas y chocolates más exitosa del mundo.
En muchos sentidos, creo que decepcionamos a la gente de esa época. Échale un vistazo.
Concibieron al submarino de una forma distinta.
Los viajes en dirigible hacia el Polo Norte serían una realidad.
Suponían que desarrollaríamos una máquina para controlar el clima.
El pavimento sería completamente movible, como vagones de tren.
También imaginaron la radiodifusión de imágenes de una forma distinta.
Las ciudades estarían techadas y protegidas de las tempestades.
Un dispositivo que permitía a los policías observar a través de las paredes.
El transporte aéreo sería muy personal.
Y los equipos para volar serían privados.
Construcciones itinerantes impulsadas a locomotora.
La potencia de una locomotora y la utilidad de una embarcación.
Desplazarnos sobre el agua sería algo cotidiano.
