Empezaba la década de 1980 cuando un hombre llamado Vic Tandy trabajaba para una compañía de manufactura de dispositivos médicos en la localidad de Warwick, condado de Warwickshire, Inglaterra. Con una formación en ingeniería, Tandy había sido contratado para trabajar con los dispositivos médicos en un sencillo laboratorio conformado por dos estructuras de acero que se conectaban a través de una serie de ductos.
Una presencia extraña.
Cierta mañana, cuando llegaba al trabajo, Tandy observó que la intendente del laboratorio salía a toda prisa y completamente aterrorizada de la instalación. La dama no pudo explicar lo que había sucedido, se limitó a decir que había sido invadida por una extraña sensación de temor y la sospecha casi certera de que no estaba sola en ese lugar. Tandy supuso que aquello había sido producto del cansancio, pues trabajar por la noche en una instalación vieja y desgastada no es algo fácil.
Sin embargo, en los días posteriores Tandy y dos de sus colegas, igual de escépticos, se vieron inmersos en una inestable y extraña atmósfera que se limitaba a su espacio de trabajo. Tandy refirió aquella sensación como “deprimente”, y se quejaba de padecer sudores fríos. Pero también sucedieron cosas que la mayoría podría considerar propias del mundo paranormal: en cierta ocasión, uno de sus colegas trabajaba en su escritorio y sintió que alguien lo miraba por encima del hombro, pero cuando se volvió para ver de quien se trataba, no había nadie presente.
En otra oportunidad, mientras Tandy trabajaba a solas, observó una extraña aparición de color gris en los límites de su visión, pero al girar la cabeza encontraba que la cosa, fuera lo que fuera, se había esfumado. Reacios a encontrar una explicación fuera de su lógica, Tandy y sus colegas terminaron asumiendo que todos estos fenómenos eran producto del cansancio.
Una fuerza invisible.
Días después, cuando Tandy utilizaba un tornillo de banco del laboratorio para darle mantenimiento a su espada de esgrima, giró el mango hasta bloquear la espada en las mandíbulas y dejar un fragmento de la hoja sobresaliendo. Después, se alejó por un instante y encontró que su espada rebotaba violentamente arriba y abajo, impulsada por una fuerza invisible.
Tandy retiró la hoja y el tornillo de banco de la mesa de trabajo y las oscilaciones cesaron. Cuando regresaba el aparato a la superficie, en cuestión de segundos la hoja empezaba a moverse nuevamente. Probó una y otra vez esta configuración alrededor de su laboratorio, y encontró que el fenómeno disminuía en las esquinas de la habitación, mientras que en el centro las oscilaciones se hacían más fuertes. Los movimientos más violentos de la espada se producían en el banco de trabajo, precisamente donde días antes creía haber visto una figura gris.
Descubriendo la verdad.
Como buen ingeniero, Tandy llegó a la conclusión de que una corriente de aire afectaba el entorno de la habitación, provocando que la hoja se moviera y, extrañamente, causando que él y sus colegas percibieran una presencia humana. Al profundizar en su hipótesis, Tandy encontró que hacía poco se había instalado un nuevo extractor de aire. La llegada de este equipo coincidía con la fecha en que encontró a la empleada de la limpieza aterrorizada.
Aparentemente, la combinación del extractor y la configuración del laboratorio producían una onda permanente de sonido en una frecuencia inferior a los 19 Hz. Dicha frecuencia, que forma parte de una región de frecuencias conocida como infrasonido, se ubica apenas fuera del alcance del oído humano normal, pero muy próxima a la frecuencia resonante promedio del globo ocular humano. Esto generaba una leve vibración en los ojos de los empleados del laboratorio, lo que terminaba desencadenando las curiosas ilusiones ópticas. Cuando reemplazaron el extractor, el misterioso ser desapareció y el ambiente de trabajo regresó a la normalidad.
Se cree que el infrasonido produce fenómenos similares en otros ambientes, como las tuberías de los órganos que inadvertidamente generan ondas sonoras de baja frecuencia y producen esa sensación de presencia fantasmal. Las observaciones de Tandy en el laboratorio de dispositivos médicos llevaron a publicar un breve artículo científico sobre el tema, y Tandy utilizó aquella experiencia accidental para dedicarse, tranquila pero decididamente, a desacreditar los supuestos fenómenos paranormales hasta su muerte en el año 2005.