La compulsión por arrancar pelo del propio cuerpo para ingerirlo, una condición médica conocida como tricofagia, puede tener consecuencias realmente graves para la salud: en un artículo médico publicado hace un par de años se relata el caso de una mujer estadounidense de 38 años que sufría de compulsión por comer cabello, misma a la que retiraron dos bolas de pelo de su estómago e intestino mediante cirugía. La masa de pelo más grande alcanzaba casi los 15 cm de largo.
Al analizar el caso y su estado de salud, el equipo médico determinó que era necesario intervenirla quirúrgicamente. Durante la operación, se encontró una “trenza” de cabellos en su intestino, además de una gran bola de pelos alojada en su estómago.
Aunque impresionantes, estas fotografías se realizaron debido a lo inusual que resultan estos casos: según los médicos que trataron a la mujer, en la literatura apenas se han registrado 88 casos del “síndrome de Rapunzel”, el nombre que se le dio a la compulsión específica de comerse los propios cabellos.
Si el hábito se vuelve constante y repetitivo, con el tiempo las consecuencias pueden ser mortales: si no se retiran a tiempo, estas bolas de pelo pueden terminar causando obstrucción intestinal, perforaciones en el sistema gastrointestinal, anemia y hemorragias internas.
Por fortuna, la cirugía fue todo un éxito y la mujer fue dada de alta en el hospital tras seis días de observación. Además, los médicos le recomendaron que buscara ayuda psicológica para identificar y superar las causas de su compulsión.