Tras el asesinato del general Qasem Soleimani tras un ataque perpetrado por Estados Unidos en Bagdad, la tensión bélica entre Irán y Estados Unidos alcanzó su momento más preocupante. ¿Cuáles son las probabilidades de que el país árabe declare una guerra contra los estadounidenses? ¿Y si esto sucede, qué pasaría con Irán?
Los eventos que intensificaron el conflicto.
El 13 de junio de 2019, un petrolero noruego y otro tailandés fueron atacados por torpedos en las inmediaciones del estrecho de Ormuz, una ruta de salida del Golfo Pérsico y el sitio por donde pasa el 30% de todo el petróleo que se comercializa en el mundo. Los estadounidenses responsabilizaron a los iraníes, quienes lo negaron.
Una semana después, un dron de reconocimiento RQ-4 Global Hawk valuado en US$ 130 millones fue derribado en el mismo estrecho. Irán se adjudicó el ataque, argumentando que estaba en todo su derecho pues la nave no tripulada invadía su espacio aéreo. Estados Unidos respondió que lo habían derribado en mar abierto. Poco después, a través de Twitter Donald Trump comunicó que había ordenado un ataque en represalia, mismo que había cancelado a 10 minutos del inicio.
El 1 de julio, medios iraníes empezaron a divulgar la noticia de que el país superaba por 300 kg las reservas máximas de uranio pactadas en el Plan de Acción Integral Conjunto, un acuerdo firmado en 2015 que tenía como objetivo limitar las armas nucleares en el país. La noticia daba a entender que los iraníes pretendían desarrollaron arsenal atómico.
Por si fuera poco, el 4 de julio tropas británicas interceptaron un petrolero iraní y tomaron prisioneros a los tripulantes argumentando que la carga tenía como destino Hezbollah. Irán prometió represalias.
¿Guerra entre Irán y Estados Unidos?
En caso de que estalle la guerra entre Irán y Estados Unidos, el primer país parece preparado para defenderse en el aire. Dispone de una sólida Fuerza de Defensa Aérea, una división del ejército especializada en hacer frente a las amenazas aéreas desde el suelo. La FDA comprende numerosas bases de radar, bases para el lanzamiento de misiles, artillería y baterías de cañones antiaéreos.
Además, integra tropas de infantería especializadas en defensa aérea, elementos que pueden ocultarse y disparar misiles Missagh o Qaem contra helicópteros, drones y aviones sin ser detectados.
Fuerzas militares en Irán: El Ejército y la Guardia Revolucionaria.
Las fuerzas militares de Irán se dividen en dos: el Ejército de la República Islámica de Irán y el Ejército de la Guardia Revolucionaria Islámica. Ambas partes cuentan con sus propias fuerzas por tierra, aire y mar (la FDA es parte del Ejército de la República) y están bajo el mando del Supremo Líder de Irán, no del presidente. Desde 1989, la autoridad religiosa vitalicia que dirige al país es el ayatolá Ali Khamenei. El Ejército de la República está a cargo de las acciones militares tradicionales: proteger la soberanía de Irán.
Insurgencia y guerrilla.
Sin embargo, el Ejército de la Guardia que dirigía Soleimani es muy diferente. Esta fuerza se encarga de defender el régimen islámico y su esencia religiosa. La Guardia jugó un papel protagónico durante la guerra entre Irán e Irak (1980-1988). En términos generales, se especializa en la guerra asimétrica, abarcando situaciones de insurgencia y guerrilla, más que en la guerra convencional. Su fuerza terrestre incluye tanques. En el aire trabajan principalmente con drones y vehículos de transporte. Y su Marina comprende embarcaciones pequeñas, incluso veleros, útiles en las acciones rápidas de guerrilla.
El poder de la Guardia en territorio iraní es inmenso: son responsable por reprimir a los disidentes y cualquier comportamiento «occidental». Además de las fuerzas regulares antes mencionadas, también disponen de la Basij, un grupo de voluntarios religiosos que funcionó como grupo de choque contra los manifestantes en 2009 y 2017.
La Fuerza Quds también forma parte de la Guardia y está conformada por espías y comandos que operan en otros países, entrenando militares en el extranjero como el Hezbollah. Por esto es que Estados Unidos, Arabia Saudita y Baréin ven a la Guardia Revolucionaria como una organización terrorista, clasificación que no hacen sobre el ejército iraní.
Influencia militar de Irán en el extranjero.
Aunque no es oficial, Hezbollah prácticamente forma parte de las fuerzas iraníes. El «Partido de Dios» de Líbano fue creado, entrenado y armado por la Guardia Revolucionaria. De acuerdo con la opinión de diversos analistas, este grupo es el “actor no estatal más poderoso del planeta”.
Algunas estimaciones señalan que tiene 25 mil soldados a su servicio y más de 150 mil misiles, tanques y decenas de drones, y sería mucho más fuerte que el propio ejército de Líbano, representando una amenaza considerable para Israel. Por si fuera poco, hablamos de un partido político completamente legal en su país, con miembros que ocupan 13 escaños (de 128) en el Parlamento y ramos en otras naciones.
En el actual conflicto en Siria, el partido ha colaborado con la Guardia Revolucionaria, fuerzas sirias y rusas contra el Estado Islámico y los disidentes.
Un viejo amigo en Occidente.
En 1979, la Revolución Islámica instauró el régimen actual; sin embargo, antes de este suceso y cuando reinaba el sah Reza Pahlavi los iraníes tenía una estrecha relación con Estados Unidos, considerando al país un aliado decisivo de Occidente. Por eso, cuando inició la República Islámica Irán poseía un arsenal considerable provisto por su otrora aliado, que automáticamente pasó a ser su enemigo: Estados Unidos.
Además, el ayatolá Ruhollah Jomeini rechazó unirse a la Unión Soviética al considerar el comunismo incompatible con la doctrina islámica. Irán se aisló y tuvo que desarrollar su propia tecnología armamentista.
La herencia de aquella época en la que colaboró con occidente está de manifiesto en los clones de fusiles alemanes y estadounidenses que portan los soldados, y los antiguos helicópteros AH-1 Supercobra en la versión local denominada Toufan. También encontramos aviones F-14, que fueron vendidos al sah incluso antes de que Estados Unidos los pusiera en operación. Al ser sus enemigos más probables, Irán se dedica a copiar a los estadounidenses.
En 2012, el país se declaró auto-suficiente en materia armamentista.
Dispuestos a todo.
Sin embargo, aunque busquen evitar el armamento estadounidense, los iraníes saben que tienen muy pocas probabilidades de ganar en una guerra convencional. Por eso apuestan por la guerrilla, buscando generar el mayor daño posible para provocar que una invasión americana sea económica y políticamente inviable.
Con drones y misiles, Irán apuesta por saturar los cielos para infligir el mayor daño posible a Israel, las fuerzas estadounidenses y probablemente Arabia Saudita. De ninguna forma es una amenaza fácil de neutralizar. En 2015, el jefe de la Fuerza Aeroespacial de la Guardia Revolucionaria Amir Hajizadeh hizo una demostración del funcionamiento de una base subterránea en territorio iraní.
De acuerdo con la información divulgada, estas instalaciones se ubican a 500 metros de profundidad, prácticamente imposibles de alcanzar, y están en cada provincia y ciudad de Irán. De acuerdo con Tal Inbar, un especialista en defensa israelí, las aseveraciones son más que propaganda.
El jefe del Centro de Investigación Espacial en el Instituto Fischer de Estudios Estratégicos Aeroespaciales asegura que Irán dispone de “un enorme y complejo sistema de túneles”, y que podría ordenar en cualquier momento un ataque sorpresa masivo.
Territorio complicado.
La invasión por tierra también representa un gran contratiempo. A diferencia de lo que sucedió en la Guerra de Irak, donde las fuerzas estadounidenses pudieron concentrarse en Kuwait, resulta poco probable que Irak (el aliado más próximo con acceso al mar) permita la presencia masiva de los estadounidenses después que salieran del país, y sobre todo después que Trump echara abajo las relaciones diplomáticas prohibiendo la entrada de iraquíes a los Estados Unidos. Por si fuera poco, Irak está infiltrado por milicias chiitas a la orden de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Otra opción sería una invasión a las costas de Irán, algo complejo y peligroso pues las fuerzas estadounidenses serían extremadamente vulnerables a los ataques con misiles. Del lado estadounidense, el gigantesco arsenal de aviones, misiles y drones buscaría neutralizar la defensa antiaérea del país con bajas irremediables. Además, es prácticamente seguro que Irán active las redes que ha tejido en el mundo islámico para convulsionar la región.
Si Estados Unidos se lo propone, Irán sería incapaz de impedir que su régimen sea derrocado. La pregunta es si los estadounidenses están dispuestos a pagar el costo. Si no lo hacen, tal vez Irán abandoné la diplomacia y se dedique a desarrollar armamento nuclear. Algo de esta magnitud cambiaría completamente la dinámica del juego.