Muchos consideran que los relatos de posesión demoníaca y exorcismo se limitan a las épocas más oscuras de nuestra historia; sin embargo, en la actualidad siguen sucediendo. Aunque, siendo honestos, algunos casos no son lo que se esperaría. En el área de los exorcismos dominan las figuras religiosas, aunque profesionales de la salud como médicos y psiquiatras también pueden intervenir.
Una de las figuras más importantes y con mayor experiencia en este campo es el Dr. Richard Gallagher, un psiquiatra certificado y educado en Princeton, Yale y Columbia (tres de las universidades más importantes del planeta miembros de la Ivy League).
Gallagher suele describirse como un «consultor» en posesiones demoníacas, y las últimas tres décadas de su carrera ha ayudado a miembros del clero a discernir entre padecimientos mentales y casos auténticos de posesión demoníaca. Como la acabas de leer: un científico en toda la extensión de la palabra considera que los humanos pueden ser poseídos por fuerzas sobrenaturales. Aunque son muy raros, asegura que existen casos confirmados de lo que él define como «lo real».
A finales de la década de 1980, Gallagher enfrentó uno de estos casos tan especiales.
Aunque asegura que jamás tuvo miedo de lo que atestiguó, indudablemente el caso marcó definitivamente al psiquiatra. Después de todo, se trataba de uno de sus primeros casos. Al hacer pública la historia en una serie de artículos que escribió entre 2016 y 2017, Gallagher describió los acontecimientos no sólo como “espeluznantes”, si no más allá de lo que podía explicar con su conocimiento científico.
La Reina de Satanás.
La paciente era una mujer de mediana edad que llegó a describirse como la «reina de Satanás». Formaba parte de una secta clandestina y “solía vestir ropa oscura, también llevaba pintadas las sienes con sombra negra para ojos”. La primera vez que Gallagher la conoció, la mujer afirmaba estar bajo el ataque de un demonio.
Aunque voluntariamente se alienaba a las fuerzas malignas al describirse como “reina” del gobernante del infierno, la mujer, que Gallagher identificó con el nombre de «Julia», pretendía librarse del demonio que la atormentaba.
“Estaba en medio de un conflicto. Una parte de ella quería librarse de la posesión”, comentó el psiquiatra en una entrevista.
Para asistir a la mujer, Gallagher colaboró con el sacerdote al formar parte de un equipo para un exorcismo. Una noche de julio, acompañado de monjas y otros sacerdotes, Gallagher se encontró con Julia en una capilla. Aunque hacía calor en el exterior, recuerda que un intenso frío se apoderó del lugar.
Posesión demoníaca.
En el proceso de exorcismo Julia reveló ciertos detalles sobre la vida de Gallagher. La mujer hizo públicas «las debilidades» de los presentes. Incluso sabía la forma en que murieron personas a las que nunca conoció, incluida la madre del psiquiatra.
Todavía más perturbador fue el hecho de que Julia se comunicó en diversos idiomas durante los exorcismos, incluido en latín. Cuando lograba salir de los trances, estos idiomas le resultaban completamente ajenos. Según Gallagher, el conocimiento de diversos idiomas es una señal de interferencia demoníaca. De acuerdo a su experiencia, cree que los demonios son entes “extremadamente brillantes”, incluso más que los humanos, de ahí la capacidad para hablar en otras lenguas.
Hablando de las habilidades de Julia, el psiquiatra está plenamente convencido de que “eso no era psicosis”. Era, como llegó a declarar, una clara señal de que fue poseída por al menos un demonio.
La victoria del mal.
Además de poseer conocimientos sobre ocultismo, Julia también parecía concentrar a una forma demoníaca de energía física. Durante las sesiones los objetos salían volando de los estantes. Cuando le rociaron agua bendita a la mujer, gritó de dolor.
Desafortunadamente, pese a los esfuerzos de Gallagher y el resto del equipo, Julia no terminó bien. Cierto día dejó de asistir a las sesiones. Aparentemente, su voluntad de rechazar al demonio se había marchado. De hecho, eligió abrazar la oscuridad.
La última vez que Gallagher tuvo contacto con la «reina de Satanás» fue un año después de los exorcismos. La mujer le dijo que padecía una enfermedad crónica. Cuando el médico se ofreció ayudarla nuevamente, ella lo rechazó. El psiquiatra asegura que nunca más volvió a saber de ella. Aparentemente, el demonio ganó.